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Salud laboral y los campos electromagnéticos segunda parte

Escrito por Raimon Balart el 16/01/2018 a las 12:30:14
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Como continuación del artículo anterior, que introducía los campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja (0 Hz hasta los 100 kHz) al lector, este segundo artículo identifica posibles fuentes artificiales de los mismos en los entornos laborales.

 

Dado que los campos eléctricos y magnéticos existen siempre que se genera, se transmite o se distribuye electricidad por cables eléctricos, se encuentran siempre muy presentes a nuestro alrededor.

 

Es difícil hallar campos eléctricos de frecuencia extremadamente baja de intensidad suficiente para generar afectaciones a los trabajadores. Si los hay, provienen de líneas eléctricas próximas. Su magnitud depende de muchos factores (tensión, distancia entre conductores y al suelo, grosor de los cables, etc.). En entornos laborales próximos a torres de alta tensión de entre 230 kV y 765 kV pueden existir campos entre los 10 kV/m y los 30 kV/m.

 

Las líneas soterradas no producen campo significativo en el exterior dado que se envuelven normalmente con un blindaje metálico.

 

Los campos magnéticos de frecuencias extremadamente bajas, en cambio, pueden responder a orígenes diversos. Por ejemplo, las líneas aéreas de alta tensión generan campos magnéticos cuyo valor depende de muchos factores (intensidad de corriente, número de circuitos, fases relativas entre ellos, etc). Aunque teóricamente podrían alcanzar los 100 μT, los campos de líneas de 400 kV y 4 kA, situadas a 7,6 m de altura, por ejemplo, raramente superan los 5 μT a nivel del suelo. Los cables soterrados, por su parte, se hallan más cerca del suelo, aunque la corta separación entre conductores (suelen estar trenzados helicoidalmente) limita los campos a algunas decenas de microteslas en el exterior y sólo durante los picos de demanda.

 

Las corrientes eléctricas de aparatos, equipos y dispositivos eléctricos suelen transitar por conductores paralelos, y en lazos cerrados y cortos (salvo algunas excepciones, como los soldadores, o los circuitos de calentamiento de calderas y hornos de convección). Los campos magnéticos se cancelan y el resultante es inapreciable. Por su parte, las pérdidas de campo magnético en el exterior de motores, transformadores, cebadores e inductores son igualmente muy pequeñas. En estos casos, el campo suele decaer con el cubo de la distancia y sólo es significativo muy cerca de la fuente.

 

Los sistemas eléctricos de transporte ferroviario pueden consumir centenares de amperios, con puntas durante las frenadas y aceleraciones. Existen sistemas en AC, DC y combinados. Los conductores de tren y los trabajadores ferroviarios suelen estar más expuestos que los pasajeros al ubicarse más cerca de las fuentes. Estos valores pueden superar los niveles de actuación de las normas de protección laboral.

 

Las baterías de los coches y las tiras magnetizadas del interior de los neumáticos (cuando circulan) pueden generar también campos magnéticos (por debajo de los 20 Hz).

 

En la soldadura por arco y por puntos, las corrientes continuas y alternas generan campos magnéticos intensos que dependen del amperaje. Disminuyen con el cuadrado de la distancia al elemento conductor (el operario puede estar en contacto con él).

 

Los hornos de inducción calientan materiales conductivos mediante corrientes de Foucault inducidas por campos magnéticos. Las aplicaciones son variadas: secado, sellado, refinación de zonas, fusión, endurecimiento superficial, recocido, templado, soldadura fuerte y soldadura. La frecuencia modula la profundidad de penetración de los campos. La potencia depende de la aplicación y puede variar desde 1 kW hasta algunos megavatios para altos hornos. Algunos estudios han demostrado que la densidad de flujo magnético cerca de los hornos de inducción es de los más elevadas encontradas en la industria.

 

Otros equipos que también se sirven de campos magnéticos son los sistemas detectores de metales con dos columnas y los sistemas de acceso electrónico y de seguridad (EAS) que evitan extracciones no autorizadas mediante etiquetas magnetizables.

 

Como resumen, puede afirmarse que la exposición mediana a campo magnético más alta hallada en entornos laborales corresponde a “ocupaciones electicas” con valores entre 0,4 y 0,6 μT para electricistas e ingenieros eléctricos, y hasta 1,0 μT para trabajadores de líneas de alta tensión. Las exposiciones máximas corresponden a soldadores, conductores de máquinas de tren eléctricas y operarios de máquinas de coser (por encima de 3 μT). El campo magnético máximo en exposición laboral puede alcanzar 10 mT, invariablemente asociado a la presencia de conductores con corrientes elevadas.

 

Fe de errores: en el artículo anterior, se afirmaba que el campo eléctrico en el interior del cuerpo humano es de 5 a 6 veces menor a 50 Hz que el campo exterior, lo cual no es cierto. Las guías técnicas se basan en cálculos dosimétricos que estipulan que el campo eléctrico local máximo inducido en el cerebro por un campo externo de 50 Hz es 1.7-2.6 mV/m por cada kV/m de campo externo, y de 12-33 mV/m por cada kV/m en la piel. Es decir, unas 390.000 y 30.000 veces menor respectivamente.

 

Raimon Balart

Socio de BCN Projecta Associats, S.L.