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Jugar para mejorar

Escrito por Ibrahim Jabary el 17/06/2025 a las 13:07:59
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(CEO de Game Strategies)

Por Ibrahim Jabary, CEO de Game Strategies

 

¿Quién no ha hecho alguna vez un curso obligatorio con el piloto automático?

 

A todos nos ha pasado. Un test interminable, un vídeo que no se puede adelantar, una plataforma que solo se cierra cuando aparece el check de “100 % completado”. La escena se repite en muchas organizaciones.

 

Durante años, la formación laboral ha sido percibida por los empleados como un trámite más que como una verdadera oportunidad de desarrollo. Sin embargo, cuando entra en juego la gamificación, el aprendizaje se transforma: deja de ser una carga y pasa a ser una experiencia que engancha, emociona… y funciona.

 

La aparición del e-learning democratizó el acceso a la formación y rompió con las cadenas de la presencialidad obligatoria. Sin embargo, también dejó al descubierto una nueva debilidad: muchos cursos digitales replicaban el modelo tradicional de las aulas, pero a través de una pantalla. El resultado fue claro: altos índices de abandono, escasa transferencia al puesto de trabajo y una percepción generalizada de que la formación no sirve para nada. En este contexto, la gamificación ha irrumpido con fuerza para cambiar las reglas del juego.

 

No se trata de jugar por jugar

 

El aprendizaje basado en juegos      no es simplemente ganar puntos o medallas. Es una estrategia de diseño que incorpora dinámicas propias del juego —retos, recompensas, narrativa, rankings, feedback inmediato— para lograr que las personas se involucren activamente en su propio proceso de aprendizaje. Más allá del entretenimiento, lo que realmente está en juego es la atención, la motivación y la consolidación del conocimiento. Todo ello con impacto directo en el rendimiento profesional.

 

Diversos estudios en neurociencia cognitiva han demostrado que aprendemos más y mejor cuando existe implicación emocional: cuando tomamos decisiones, experimentamos consecuencias, cometemos errores y los corregimos. Justo lo que permite la gamificación. Por eso, las metodologías experienciales, en las que el aprendizaje se convierte en vivencia, son especialmente eficaces en el entorno corporativo.

 

La gamificación, bien entendida, no trivializa la formación

 

No hablamos de percepciones subjetivas, sino de impacto medible. En más de 20 años de experiencia en Game Strategies, los datos arrojados por nuestras soluciones revelan datos consistentes: el 92?% de los usuarios aplica lo aprendido en su trabajo, el 85?% de las organizaciones observa mejoras directas en su negocio, el 35?% incrementa su productividad y un 7?% consigue incluso aumentar sus ventas.

 

Lo que hace que nuestras soluciones funcionen no es el juego en sí, sino cómo lo construimos: con historias que atrapan, situaciones que reflejan la realidad y un feedback que guía y refuerza el aprendizaje.

 

Eso sí, el aprendizaje basado en juegos      no es una fórmula mágica ni una moda pasajera. Requiere un diseño pedagógico riguroso, una comprensión profunda del público objetivo y una clara alineación con los retos estratégicos de cada organización.

 

Del ‘roleplay’ presencial al entrenamiento con inteligencia artificial (IA)

 

Una de las grandes ventajas del aprendizaje basado en juegos aplicado      a entornos laborales es su capacidad para recrear situaciones complejas sin riesgos. Un conflicto con un compañero, una negociación con un cliente o una presentación crítica pueden entrenarse de forma virtual, con realismo y sin consecuencias. Esta práctica deliberada ayuda a los profesionales a identificar sesgos, superar automatismos y mejorar habilidades clave.

 

Por ejemplo, entrenar a equipos comerciales solía implicar organizar juegos de rol presenciales entre compañeros o con managers, lo que consumía mucho tiempo y recursos. Hoy, gracias a la IA, es posible simular conversaciones de venta con avatares interactivos que responden en tiempo real y ofrecen un feedback detallado y personalizado tras cada interacción. Esta fusión entre gamificación e inteligencia artificial permite a los equipos practicar de forma autónoma, segura y eficaz, replicando escenarios reales sin necesidad de supervisión constante.

 

Si emociona, se recuerda; si se recuerda, se aplica

 

En un contexto donde las habilidades se renuevan constantemente y el tiempo disponible para formarse es escaso, las organizaciones necesitan soluciones que combinen eficacia, escalabilidad y relevancia.

 

Porque formar no debe ser una obligación pasiva, sino una forma estratégica de crecer y transformar.





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