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TV Conectada, TV distribuida

Escrito por Joan Rosés el 19/03/2013 a las 17:06:51
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(Editor de Collateral Bits)

La interactividad en televisión, tras el fiasco que en este aspecto supuso la TDT, parece tener una segunda oportunidad a partir de lo que se viene denominando como televisión conectada o smart tv.

 

La feria del consumo electrónico de Las Vegas, CES, paradigma de las tendencias en este negocio, celebrada en enero, consagró la televisión conectada como el nuevo hito tecnológico del año. El número de expositores y novedades relacionadas con el televisor aumentó significativamente en relación al año anterior, aunque, curiosamente, muchos titulares referidos a la edición del 2012 ya definían ese año como de la televisión conectada.

 

¿Qué hace pensar que, esta vez, la interactividad puede cuajar?

 

En primer lugar, las prestaciones tecnológicas que soportan la televisión conectada están mucho más evolucionadas. En los años de inicio de la TDT, se suponía que el espectador interactuaría con el televisor a pesar de disponer de un ancho de banda pírrico, con unos descodificadores sin apenas capacidad de proceso y a través unos interfaces lentos y farragosos. Visto en perspectiva, era imposible que aquello acabara bien.

 

Hoy, el estado de la tecnología ayuda, los fabricantes de televisores apuestan por ello,  los operadores de televisión y los productores audiovisuales disponen de un amplio catálogo de vídeo digitalizado y se están generando nuevos modelos de negocio vinculados al consumo a la carta.

 

Sin embargo, es posible que esto no sea suficiente si no se resuelve un tema de calado: el modo de interrelación entre el espectador y la televisión.

 

Desde la invención del mando a distancia, la relación espectador/televisión ha sido inmutable. Con el tiempo han surgido más canales, la televisión de pago, emisiones en alta definición,  incluso en 3D... Se ha ampliado la oferta pero el espectador sigue vinculado al televisor de la misma forma: con el mando en la mano, sentado en un sofá, pasivo, expectante. Sólo las consolas de videojuegos (Wii, Xbox-Kinect...) se han atrevido a romper esa actitud.

 

Hace unos meses Tim Cook, CEO de Apple, decía que cuando se sentaba ante el televisor le parecía estar retrocediendo a un mundo tecnológicamente obsoleto. De momento los pasos dados por Apple TV tampoco han sido gran cosa. Si finalmente se atreven a fabricar un televisor veremos si logran situar este electrodoméstico a la altura del siglo XXI.

 

También otros fabricantes trabajan en esa dirección. Samsung, con el nuevo S-Recomenation, introduce  el control de voz como opción del mando a distancia, y LG, con su Magic Control, incorpora al mando un puntero que actúa como ratón inalámbrico. Por ejemplo.

 

Sin embargo, analistas más escépticos dudan de la capacidad de los fabricantes para cambiar de manera radical la relación espectador/televisor. La apuesta de los escépticos va en dirección a lo que podríamos llamar la televisión distribuida: El televisor como pantalla grande y de calidad, los contenidos audiovisuales en la nube, y la interacción del espectador a través de smartphones y tabletas.

 

Es indudable que los dispositivos móviles han acertado la manera de relacionarse con el usuario. El futuro consistiría, por lo tanto, en olvidarse del empeño de introducir inteligencia en los televisores y centrar los esfuerzos en la sincronización de los dispositivos móviles con la pantalla del televisor.

 

Veremos quien lleva razón. Quizás ambos.

 

 

Joan Rosés