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The ties that bind

Escrito por Eduard Martin Lineros el 16/05/2017 a las 14:09:24
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(Degà Col·legi Oficial d'Enginyeria en Informàtica)

Durante los últimos años se han asentado las bases tecnológicas para que hoy en día podamos observar con una perspectiva absolutamente nueva los procesos de producción, la manera en que los humanos nos comunicamos y, en definitiva, como vemos la sociedad en su conjunto.

 

La denominada cuarta revolución industrial, o también la llamada época de la transformación digital, tiene una traducción tecnológica clara: se basa en unas infraestructuras consistentes, trabajadas durante años y que se materializaran con la extensión de la fibra óptica y de la electrónica avanzada, y se basa en el desarrollo exponencial de la capacidad de computación y de la algorítmica aplicada para obtener las mejores soluciones.

 

Cuando trasladamos esto a la vida cotidiana de los profesionales TIC de los últimos años, aparecen conceptos que no hemos de olvidar: proceso distribuido, virtualización, “cloud”….

 

Tantos y tantos términos y conceptos que se nos aventura difícil hoy en día enumerarlos uno a uno, sin olvidarnos de alguno de ellos. Pero no los hemos de olvidar, al contrario: hemos de trabajar constantemente en este nivel para conseguir evolucionarlos y adaptarlos a las nuevas necesidades.

 

Esta reflexión tan banal tiene que ver con la aplicación de todas estas tecnologías (infraestructuras, protocolos, sistemas de base, lenguajes de programación…) y su valoración. No hemos de perder de vista que todo este trabajo de ingeniería está presente cuando hablamos de transformación digital, industria 4.0, Smart cities.. En el fondo de toda esta teorificación “socio-política”, se halla el trabajo de multitud de ingenieros e ingenieras y legiones de profesionales dedicados al mismo.

 

El valor de la investigación, desarrollo, y de innovación aplicada, se traduce en cambios sociales, en enfoques políticos y hasta en justificaciones injustificables de acciones muy alejadas de las pretensiones tecnológicas actuales.

 

Siempre he creído que la tecnología por si misma es neutra: ni buena, ni mala. La tecnología es la traducción real de la ciencia aplicada. La investigación se traduce en ingenios, ni buenos ni malos. La carga ética de la tecnología se produce en la aplicación que hacemos de la misma, el uso y hasta la utilización no adecuada de la misma.

 

Nos hemos de dar un respiro, y separar, aunque sea sólo mentalmente las cosas. No debemos confundir contenido con continente… No queremos hacer de la involución de las soluciones cloud una bandera política… Nada que ver, porque la ciencia y la tecnología siempre van adelante, y no tienen retorno, mientras que la política y la sociedad tienen otros biorritmos que hemos de saber medir.