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SE BUSCA a un Ildefons Cerdà.

Escrito por PERE ALEMANY el 04/07/2009 a las 18:06:24
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(Director de Aggaros)

La política como ciencia práctica, cuando no es práctica no es política Esta frase, atribuida a Ildefons Cerdà, resume una visión muy particular de la política, una visión ingenieril, una visión que de forma consecuente, es decir, llevándola hasta sus últimas consecuencias, difícilmente la podemos compartir con la visión que de la política manifiestan y ejercen sectores profesionales como la abogacía, la gestión cultural, el márketing o los economistas entre otros. Justo cuando se inicia la celebración del año Cerdà, 150 años después de la aprobación de su Plan resulta estimulante revisar, aunque sea a grandes pinceladas y voluntariamente de forma interesada el inicialmente denostado proceso de ampliación de la ciudad de Barcelona y compararlo este proceso liderado por un ingeniero visionario con el que actualmente vive el sector de las telecomunicaciones. El Plan Cerdà responde a una reclamación de los barceloneses que, al grito de "abajo las murallas", reclamaban una expansión de la ciudad incapaz de progresar sin una mejora, entre otros aspectos de sus comunicaciones. Fue Ildefonso Cerdà quien inventó a mediados del siglo XIX el término Urbanismo, una palabra que describe una disciplina cuyo impacto va más allá de la construcción de viviendas, de su ordenación y de las relaciones entre ellas, impactando en toda la actividad humana de cualquier ciudad, la económica, la comercial, el ocio, la salud pública, el bienestar individual y las relaciones sociales. Enfrentándose a intereses económicos consolidados, con un enfoque progresista y anticipándose a las necesidades de su presente, sufrió duras críticas por la amplitud de las infraestructuras que planificaba, por el ancho de las calles, de los chaflanes, en los que desperdiciaba un espacio que era innecesario para tráfico y la movilidad de los carros que circulaban en 1859 por aquella ciudad. Uno de los conceptos innovadores en la metodología de la planificación de las ciudades que Cerdà incorpora en su pensamiento urbanístico también nos resulta familiar; la integración en un único concepto de los aspectos económicos, sociales, administrativos y jurídicos. Habla Cerdà también en sus tratados de urbanismo del cambio social que comporta la implantación de su concepto de planificación urbana, un cambio que requiere modificaciones en el marco legal, en la reglamentación (Regulación?) urbanística. Cerdà cree que "...la construcción urbana ha permanecido estacionaria a causa de haberse amoldado a las contingencias de la industria ..." quizá podríamos leer reglas de la competencia. En los aspectos económico y financieros, Cerdà considera que la reforma y el Eixample es una obra de utilidad pública y en su proyecto incluye un inventario que considera íntegramente las obras de superficie y las subterráneas, estableciendo los mecanismos para la financiación de las redes urbanas así como el reparto de cargas y beneficios. "la administración tiene la obligación de costear la calle con todos sus accesorios" También en el modelo de gestión podemos inspirarnos cuando considera que la gestión urbanizadora no debe ser consumida por la Administración, y propone que se incorpore en la gestión a la empresa privada, un concesionario a quien se adjudique la obra en subasta pública haciendo una analogía con la legislación contemporánea en ferrocarriles. Al lamento de "Abajo la fractura digital" se reclaman actualmente mejores servicios de comunicaciones, base de las nuevas redes sociales, una mejora que requiere una mayor amplitud de las infraestructuras que soporten con mayor ancho de banda el tráfico presente y futuro, integrando servicios en un nuevo marco regulatorio que responda al objetivo de mejora rompiendo la situación estacionaria a la que nos ha llevado un modelo que se demuestra agotado y haciendo realidad el concepto permanentemente publicitado que las nuevas tecnologías son de utilidad pública y creando los mecanismos para que sea la administración quien, aplicando el criterio de compartición con neutralidad y transparencia, costee las infraestructuras a compartir y encargue por concesión su gestión a la empresa privada. ¿Hay por casualidad algún Ildefons Cerdà en nuestro sector? Si alguien lo encuentra, que no se olvide de advertirle que sus honorarios no serán de 96 Millones de euros. A cambio de su Plan tendrá el derecho de descansar a los pies de un economista insigne, le dedicarán una plaza fuera del área de cobertura y a los 150 años se celebrará el año Cerdà.