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¡Qué lejos está España de Europa!

Escrito por Enric Canela el 30/10/2007 a las 21:25:54
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(Catedràtic de Bioquimica)

Hace poco se publicó por el think-thank europeo Bruegel, el informe Why Reform Europe's Universities?. Sus autores son Philippe Aghion, André Sapir, Mathias Dewatripont, Caroline Hoxby y Andreu Mas-Colell. Dicho informe construye un índice de eficacia a partir del ranking de Shangai y deduce que a pesar de la efectividad de algunos países, Europa no consigue alcanzar a los Estados Unidos y que la distancia que separa ambas regiones es muy grande. Pero lo que motiva este artículo no es analizar la situación de Europa en su conjunto, sino la de la investigación en España. Los datos de la investigación española muestran que una proporción muy elevada, más de la que corresponde a los países más desarrollados, se realiza en las instituciones públicas, el CSIC y las universidades, y poca en las empresas. Si se agrupa la investigación por tipo de institución se observa que el conjunto de la universidad es quien más contribuye a ella. Cuando se compara la universidad española con la del resto del mundo, el informe Bruegel lo hace (emplea el ranking de Shangai 2006, pero con el 2007 las cosas no varían), se observa que el España sólo sitúa 14 universidades entre las 500 mejores del mundo, y, de los países analizados, nada más supera a Grecia, Hungría, la República Checa y Polonia. Esta situación es acorde con el porcentaje del PIB que España destina a la educación superior (el dato empleado en el informe es un 1,3% en el 2001, aunque no ha mejorado en fechas posteriores). También el informe analiza cuales son los factores que más influyen en la eficacia de las universidades. Los resultados indican que ésta depende de los recursos que se dedican y de la autonomía de las universidades, mostrándose que el intervencionismo de la administración es negativo. Aunque estos rankings puedan ser criticables, principalmente por sobrevalorar el tamaño o infravalorar a las universidades con mayor dedicación a las ciencias naturales o de la vida, si dan una idea del peso de cada país en el conjunto mundial. Además del hecho evidente de que hace falta aumentar el peso de la investigación empresarial, del informe cabría extraer algunas lecciones. La primera es que es necesario destinar más recursos a la universidad como lo hacen los países más desarrollados. La segunda es que aumentarlos sin más tiene el riesgo de que no se utilicen adecuadamente. Para que esto no ocurra es necesario incrementar la autonomía de las universidades en todo aquello que está relacionado con su gobierno, con la administración de su presupuesto, con la contratación y con la selección de sus estudiantes. No sólo esto, es imprescindible establecer mecanismos para que las universidades, con mayor autonomía, rindan cuentas a la sociedad del uso que hacen de los recursos puestos en sus manos.