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Muchas ideas y pocos negocios

Escrito por Joan Miquel Piqué el 27/05/2014 a las 17:01:16
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(Director de Maurilia Knowledge)

Durante la semana en la cual el Mobile World Congress ha marcado el pulso de Barcelona casi a todos los niveles, se han multiplicado las oportunidades de charlar de manera distendida con emprendedores y empresas de prácticamente todo el mundo, sobretodo de aquellos que quieren convertir cualquier tecnología o innovación tecnológica en la base de su negocio y el punto de apoyo para conseguir importantes ingresos y beneficios.

 

En un ambiente algo caótico, emergían, sorprendentemente, algunos aspectos comunes que parecen como un mantra de la nueva economía (o quizá deberíamos decir negocios) del conocimiento: la mayoría de start-ups tecnológicas nos presentaban innovaciones tecnológicas que, invariablemente, iban a revolucionar el mercado, y que como consecuencia de ese impacto, sus cifras de negocio se iban a poner de 0 a 100 (en este caso, de 0 a 8 cifras) en muy pocos años, a partir de un visionario y pormenorizado plan de despliegue y expansión que tan solo (?!) necesitaba algo de inversión (que raramente baja de 5 cifras) para prototipar y hacer las primeras producciones que permitirían firmar contratos con empresas tecnológicas de talla mundial que ya han mostrado un enorme interés por la idea, y su indiscutible predisposición a abrir las puertas de la colaboración tan pronto como el producto o servicio se haya convertido en algo mínimamente tangible.
 
 
La innovación tecnológica, y sobretodo la relacionada con internet y sus derivados, nos ofrece, por definición, todo un mundo para desarrollar nuevas necesidades y soluciones, incluso mercados completamente nuevos, pero seguramente estamos viviendo una segunda edición de la burbuja tecnológica que explotó en el año 2000. Hemos cambiado aquellos sabios profesores e investigadores universitarios sin mucho interés por encontrar la palanca que permitiese aplicar su ciencia al mundo real de la empresa (es decir, por convertir el conocimiento en producto), por algunos otros que parecen ser sus alumnos aventajados: tecnólogos con un curso de management dispuestos a convertir cualquier idea en un producto, sin poner demasiada atención a la necesidad real de mercado que satisface ese producto. Es decir, estamos consiguiendo convertir el conocimiento en productos, pero aun no parecemos muy preparados para convertir esos productos en valor, en demanda, en soluciones útiles y rentables.
 
 
Estamos de acuerdo en qué para el éxito de estos proyectos debe darse una rarísima combinación de muchos factores, entre los cuales el azar (si eso existe) y el marketing juegan un papel fundamental. No sabemos si los famosos wearables y los productos de quantified self (al parecer, la gran tendencia comercial que emerge con fuerza para los próximos meses y años) van a ser la nueva moda al calor de la cual se desarrolle la próxima ola de negocios en la red; pero en todo caso, lo que es seguro es que no hay mercado para tantas ideas; ni siquiera hay un 1% de la población que pueda entender en que consisten todos esos negocios. Algunos visionarios encontraran la manera de hacerse entender y que la mayoría de los ciudadanos y empresas abran sus carteras para tener esos productos en su vida. Pero de momento, igual que en la vieja economía, una buena idea aun no garantiza nada.
 
Articulo original de Joan Miquel Piqué en: http://maurilia.net/?p=2136