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La red de las mentiras

Escrito por Albert A. Martin Mestre el 30/08/2007 a las 10:24:05
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Seguro que muchos de ustedes han oído en estos días estivales las sorprendentes noticias referentes a la alteración de contenidos en la enciclopedia virtual Wikipedia. El bombazo que implica a grandes multinacionales como Dow Chemical o Exxon Mobil pero que por otro lado también tiene relación con organismos de gran envergadura como la CIA o el mismo Vaticano, no ha tenido la repercusión que podría haber tenido en otro momento del año menos vacacional. De todas formas esta temática es susceptible a ser tratada en una página como esta puesto que tecnología y ética deben estar fuertemente atadas. Muchos podrían alegar que centenares y hasta millares de usuarios modifican a su gusto y según sus convicciones morales los contenidos de la famosa página web. De todas forma y aunque la afirmación es totalmente válida, peca de dogmática. No podemos concebir que instituciones que mueven a tanta gente y que deben por otro lado ser un referente, atenten contra uno de los pilares más antiguos de nuestra sociedad, la verdad. El gran ámbito de población que hoy en día abarca Internet ha hecho que este se haya convertido en la alquimia de muchos de los males de este mundo. Gracias a la red problemas como la incultura o impedimentos como la distancia tienen en los albores del siglo XXI solución. Por desgracia lo que debe ser cura también es monstruo. En vez de salvar mares y montañas, Internet se convierte en un largo muro entre las diferentes culturas del mundo mientras unos lo utilizan para dominar y oprimir. En vez de para ampliar los horizontes del conocimiento, la red como hemos visto en estos días sirve para que algunos den rienda suelta a la mentira, el gran mal de la humanidad desde que en un momento lejano decidió emprender el recorrido a dos piernas y con una antorcha en la mano. Por eso pido -aunque consciente de mi desmesurada pretensión- que los entes que en este país se encargan del desarrollo de las NNTT impidan a toda costa que estas se corrompan por la mentira. Este debe ser el primer y único mandamiento.