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La privacidad en la sociedad de la información

Escrito por Miguel Pérez Subías el 13/09/2016 a las 17:06:03
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(Presidente AUI)

La privacidad en la sociedad de la información
Miguel Pérez Subías, mps@aui.es
Presidente de la Asociación de Usuarios de Internet


ABSTRACT

La privacidad es, además de un derecho fundamental, un factor determinante en el ejercicio del poder que afecta directamente a la libertad y a la creatividad de las personas. En este articulo se analiza porqué es importante la privacidad, qué cambios introducen las nuevas tecnologías en relación con el tratamiento de nuestros datos personales, cual es la percepción de los ciudadanos y como avanzar para conseguir un ecosistema sostenible en el que mejore la confianza entre las personas y los diferentes agentes que intervienen en nuestra privacidad.

 

En este mundo cada vez más global, más interconectado y en el que cada vez hay más información sobre la vida privada de los ciudadanos que la genera el entorno (los dispositivos, las redes sociales, los sistemas de vigilancia, etc. llegamos a la conclusión de que la sostenibilidad del ecosistema se rige por esta ecuación:

 

+control  => +transparencia=> +confianza => +negocio


 

¿PORQUÉ ES TAN IMPORTANTE LA PRIVACIDAD?

 

La Privacidad es el derecho que tenemos las personas a mantener en la esfera privada una parte de lo que hacemos, decimos o pensamos y el derecho a decidir que parte de ese espacio privado quiero compartir y con quién quiero compartirlo. La real academia define la privacidad como "el ámbito de la vida que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión" un  derecho por cierto recogido en las constituciones de muchos países  y en la Carta de Derecho Fundamentales de Naciones Unidas.

 

Hay docenas de estudios que demuestran que cuando alguien sabe que puede estar siendo observado, su comportamiento es mucho más conformista y complaciente. La vergüenza es un motivador poderoso, y también lo es el deseo de evitarla, y es esta la razón por la que las personas, cuando estamos siendo vigiladas, tomamos decisiones que no son producto de un impulso propio y natural, sino de las expectativas que los demás han puesto en nosotros y de los principios y normas aceptados en cada momento por la sociedad que nos rodea.

 

Es cierto que las personas somos seres sociales, lo cual significa que tenemos necesidad de otras personas, de saber qué hacen, dicen o piensan, por eso, voluntariamente, publicamos información sobre nosotros en Internet. Pero no es menos cierto que para tener una libertad plena como ser humano necesitamos espacios alejados de las miradas de otras personas. Hay una razón fundamental por la que todos buscamos este espacio, y la razón es  muy sencilla: todos nosotros — no solo los terroristas y criminales, todos nosotros — tenemos cosas que esconder cosas que no nos gustan que se sepan. Hay muchas cosas que hacemos o pensamos que estamos dispuestos a decírselas a nuestro médico, a nuestro abogado, a nuestra esposa, a nuestro mejor amigo las cuales nos pondría en un serio apuro si se hicieran públicas.

 

Una sociedad en la que las personas pueden ser controladas en todo momento es una sociedad que engendra conformismo, obediencia y sumisión, es por ello que los regímenes totalitarios, de los más cerrados a los más abiertos y sutiles, anhelan este control de la vida privada para ejercer su poder.

 

No menos importante es la privacidad para la innovación y la creatividad la cual necesita de espacios donde podamos pensar, razonar, interactuar y hablar sin los juiciosos ojos de los demás sobre nosotros, espacios para la exploración, para avanzar en las propuestas que van contra el orden y las reglas en curso. Cuantas personas a lo largo de la historia ha pagado con su vida por pensar de forma distinta o diferente a lo que estaba establecido y que el tiempo luego les dio la razón. Las sociedades libres deben de mantener un buen equilibrio en materia de privacidad para permitir que florezca la innovación.

 

Otro aspecto importante es el derecho a tener una segunda oportunidad que se ve limitado si no podemos mantener en privado determinadas informaciones del pasado que pueden tener un efecto perverso en el presente o en el futuro.

 

¿QUÉ CAMBIA LA TECNOLOGÍA EN MATERIA DE PRIVACIDAD?

 

La tecnología está cambiando el paradigma de la privacidad en primer lugar por la cantidad de datos personales que se generan y que se almacenan cada día en un ente abstracto que llamamos Internet o la nube. Para tener una idea de la dimensión basta con observar  estos datos:

 

- Ya hay más de 3400 billones ( un billon = mil millones) de usuarios de Internet en el mundo,  hay más móviles que personas en el mundo y en cada instante hay más de 1500 millones de usuarios activos de Facebook

 

- Cada día se suben a Internet más de 350 millones de fotografías y se envían  más de 205 billones de emails  diarios



- Cada minuto se hacen 2,5 millones de búsquedas, se envían 20.8 millones de whatsups, y se escriben más de 400.000 tuits

 

Cifras con un ritmo de crecimiento anual de más de dos cifras. A esto hay que añadir algunas realidades que ya están ahí como son los dispositivos wearables que registran toda nuestra actividad y en algunos casos nuestras constantes vitales, el reconocimiento facial que permite a cualquiera que me identifique en una foto que otro ha subido, o la Internet de las cosas con millones de dispositivos aportando datos que en muchos casos afectan directamente a nuestra privacidad.

 

Todos estos datos se guardan en diferentes servidores, ubicados en diferentes países, en muchos casos se procesan y no siempre se sabe quien o quienes tienen acceso a ellos.

 

¿PORQUÉ  SON TAN IMPORTANTES NUESTROS DATOS?

 

Son varios las publicaciones que se refieren a los datos personales como el nuevo petróleo de las economías. El valor de cotización en los mercados de algunas de estas empresas, cuyos negocios se apoyan en la explotación de datos personales, demuestran de forma empírica esta afirmación.

 

El conocimiento detallado de las personas que utilizan sus servicios les ha permitido, a muchas de estas empresas,  desarrollar productos y servicios tremendamente atractivos tanto para el mercado publicitario como para los propios usuarios que en general los utilizan de forma gratuita a cambio de que las empresas puedan explotar los datos que les aportamos los propios usuarios.

 

Hay otra tendencia que se está consolidando en forma de nuevas aplicaciones y servicios que son los asistentes virtuales cuyo objetivo es que nos proporcionen aquello que necesitamos en cada momento. Tan solo hay que decírselo, a través de nuestro móvil, para que Watson, Siri o como quieran llamarse nos lo proporcionen de forma automática y  ajustado a nuestras necesidades/posibilidades y esto solo es posible si los que prestan estos nuevos servicios nos conocen mejor que nosotros mismos.

 

Además estos asistentes, a los que nos dirigiremos a través del micrófono de nuestro  móvil, necesitaran  que el micro este abierto, es decir en modo "escucha", de forma permanente  y esto planteara, sin duda, nuevos desafíos en materia de privacidad.

 

¿DÓNDE ESTA EL EQUILIBRIO ENTRE PRIVACIDAD Y EXPLOTACION DE LOS DATOS?

 

Encontrar el equilibrio es la clave para que haya un desarrollo sostenido ya que la mayor  de los servicios que utilizamos se basan en una relación de confianza entre el usuario y quién los presta.

 

Si bien es cierto que el ciudadano esta encantando porque dispone de aplicaciones y servicios gratuitos que le hacen la vida más fácil y que las empresas, cuyo modelo de negocio se basa en la explotación de datos personales, están dando cada vez más herramientas para que el usuario tenga un mejor control de su privacidad no es menos cierto que el centro del ecosistema actual está ocupado por estas empresas que actúan como agregadores de los datos recogidos por ellos mismos o por terceras partes.

 

El nivel de preocupación por la privacidad, en los usuarios de Internet, es bajo ya que en general confía en el ecosistema,  el ciudadano normal desconoce quién o quienes tienen acceso a sus datos, cómo se recolectan, para que se usan, para que se podrían  usar y desconoce el valor de sus datos personales.

 

Sin embargo valoramos nuestra privacidad y hay una corriente creciente que empieza a preguntarse  sobre donde están los limites y si hay desequilibrios que se deberían corregir.

 

Existe por tanto una responsabilidad de todos para sensibilizar a la sociedad y a sus ciudadanos para que dejen de ser agentes pasivos y que pasen a ser sujetos activos en la gestión de su privacidad.

 

Para que esto suceda es importante dotarle de herramientas y de un marco regulatorio que le permitan conocer entre otras cosas quién, cómo y cuando se utilizan sus datos personales, saber el precio que tienen  sus datos y el valor que generamos cuando usamos las diferentes aplicaciones y gestionar de forma sencilla y centralizada su privacidad.

 

Otra forma de empoderar al ciudadano es permitirle a que tenga acceso real a sus datos personales con independencia de quien los haya recogido y esto significa que pueda acceder a ellos en formatos abiertos, interfaces estándares que conviertan los silos cerrados (donde están ahora encerrados nuestros datos) en recursos reutilizables por quien el propio usuario decida y no por quien decidan las aplicaciones que los recolectan.

 

El cambio fundamental, en mi opinión, pasa por situar al individuo en  el centro del ecosistema (este espacio ahora lo ocupan las empresas que recolectan nuestros datos) y que tenga derecho real y efectivo a conocer que información personal tienen de nosotros, el derecho a rectificar y cancelar, el derecho a obtener toda la información que un determinado servicio tiene de nosotros, el derecho a compartir y disponer de mi información personal como y cuando yo quiera.

 

En definitiva se trata de hacer realidad esta ecuación:
+control => +transparencia=>+confianza=>+negocio