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La batalla de la privacidad está perdida

Escrito por RAMON PALACIO el 15/03/2022 a las 14:03:13
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(Ingeniero de telecomunicación y vocal consejo de dirección de civicai.cat)

Artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques”.

 

Artículo 18 de la Constitución Española, “La Ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos”.

 

Ley Orgánica de Protección de datos -LOPD-, “El derecho a la protección de datos personales es un derecho fundamental de todas las personas que se traduce en la potestad de control sobre el uso que se hace de sus datos personales. Este control permite evitar que, a través del tratamiento de nuestros datos, se pueda llegar a disponer de información sobre nosotros que afecte a nuestra intimidad y demás derechos fundamentales y libertades públicas”.

 

 

Papel mojado. Ya lo era antes de las tecnologías digitales, pero después, un océano de vulneraciones.

 

Primero por nuestra propia culpa, por ponernos en el escaparate, facebook, instagram, twitter,..

 

Después por pagar servicios con nuestros datos, google maps, goolge earth, google search, google fotos, google drive, apple tv, apple music, i-cloud, apple books, apple store,… Pero al menos, esto es un contrato, y se supone que estos datos personales se usan para publicidad personalizada. Lo que tampoco es malo del todo.

 

Luego los operadores telefónicos. Nuestra ubicación, tráfico, destinos,...

 

Además las cookies de todas las aplicaciones, que son lentejas, las tomas o las dejas, que te hablan de tus derechos y te atizan obligadamente cookies de seguimiento. 

 

También algún hacker ilegal que se encapricha de ti o que quiere hacer negocio, o un amigo infiel que sabe manejarse.

 

Y la bomba, nuestros gobiernos democráticos. O sus agencias de espionaje. De los no democráticos ya ni hablar.

 

Los documentos que Edward Snowden hizo públicos en 2013, hace ya 9 años, a través de The Guardian y The Washington Post, y por lo cual tuvo que huir de Estados Unidos, han revelado cómo la NSA y otrasagencias de seguridad estatales utilizan la vigilancia masiva para recoger, almacenar y analizar en secreto billones de comunicaciones privadas de personas en todo el mundo. Empresas como Facebook, Google y Microsoft habían sido obligadas a entregar información de sus clientes por órdenes secretas de la NSA, National Securitgy Agency.

 

¿Me están espiando los gobiernos? Si usas internet o un teléfono móvil, la respuesta es sí. Hay programas como Prism y Upstream (de la NSA, en USA) y Tempora (de la GCHQ, en UK) que acceden a datos de Google, Microsoft, Yahoo, Facebook, etc., y a cables de fibra óptica que llevan comunicaciones globales por internet, o Pegasus, desarrollado por la compañía israelí NSO Group, y vendido a gobiernos, que una vez instalado en el teléfono de las víctimas, da acceso a los mensajes, correos electrónicos, elementos multimedia, micrófono, cámara, llamadas y contactos del teléfono.

 

Hay tecnología y dinero (hoy más que hace 9 años, cuando ya era masivo) para hacer un seguimiento completo de los metadatos (y de los datos) de todas las comunicaciones mundiales, almacenarlos, procesarlos con algoritmos de inteligencia artificial, y priorizarlos para análisis adicionales. En casos selectivos, con los programas mencionados y otros, pueden controlarse remotamente todos los dispositivos de usuario.

 

¿Legalidad? Ninguna. ¿Ética? Ninguna. Pero es real. No el Gobierno Chino, ni el Kremlin, ni Corea del Norte…, que también. Los “nuestros”, liderados por la NSO en USA, con Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido. Y detrás, los otros gobiernos que hacen lo que pueden.

 

La batalla de la privacidad está perdida, la aldea global se nos ha comido, la democracia se ha pervertido. Pero nos queda algo más que el derecho al pataleo. Nos queda el derecho a engañar a nuestros espías. Con tecnología y con ingenio. Redes privadas virtuales. Protocolos TOR.  inteligencia personal frente a inteligencia artificial.

 

Ramon Palacio

Ingeniero de Telecomunicación