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Innovar para competir, competir para crecer

Escrito por Luis Álvarez el 22/06/2011 a las 09:13:39
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(Presidente de BT Global Services para EMEA y Latinoamérica)

La libre competencia es el motor más potente en el desarrollo del mercado de las telecomunicaciones. La competencia da lugar a mejores servicios y precios más atractivos para los clientes, principales beneficiarios de un mercado liberalizado. Y, algo fundamental, fomenta la inversión en servicios, infraestructuras y tecnologías, obligando a las compañías que compiten a plantearse retos, seguir avanzando y, en definitiva, a ser mejores cada día. De este modo, el sector de las telecomunicaciones se convierte en una herramienta clave de incremento de la competitividad de las empresas, fuente de creación de puestos de trabajo y de riqueza para la economía global.

 

Por ello, el modelo del mercado de telecomunicaciones debe incentivar la innovación y la inversión continua de las empresas participantes. No hay que olvidar que muchas veces las inversiones exigen, además del alto coste, un gran margen de tiempo para dar sus frutos y poder trasladar a los consumidores las eficiencias obtenidas gracias a las economías de escala.

 


Pero también, para que este modelo funcione, es necesaria una condición básica: la transparencia. Las reglas de juego en el mercado -marcadas por las autoridades reguladoras- deben ser claras y estables en el tiempo, ya que los planes de negocio de los operadores se orientan a su cumplimiento. En la prestación de los servicios, tan importante para el fomento de la competencia es que no haya discriminaciones en los precios que pueden ofertar los operadores como en la calidad del servicio, plazos de entrega y resolución de incidencias que se proporciona a los clientes.

 

Un buen ejemplo de mercado competitivo, con un alto grado de liberalización y apertura, y unas normas que favorecen la ausencia de discriminación, lo representa el Reino Unido, en el que el gran número de operadoras presentes ha impulsado una considerable rebaja en los precios que deben pagar los clientes, lo que ha estimulado a su vez el consumo de los usuarios. Un buen acicate a la competencia has sido la separación funcional de la red de acceso del operador tradicional que entre otras cosas, ha posibilitado el acceder a ella en igualdad de condiciones a todos los operadores.

 

Más allá de las fronteras nacionales, el modelo competitivo se extiende hoy a los mercados internacionales. En Europa, sin embargo, la regulación no es homogénea, lo que complica la prestación de los mismos servicios según los países de los que se trate. Por ello, ya sea a través del las propuestas de BEREC, con funciones de seudo regulador europeo o de otros instrumentos fomentados por la Comisión Europea, debería avanzarse en la consolidación de un mercado europeo de telecomunicaciones flexible y ágil. Se trata, en cualquier caso, de seguir avanzando en el camino de la competencia para ofrecer a los consumidores y empresas del siglo XXI una oferta de telecomunicaciones que cumpla con sus exigentes expectativas.