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Harán falta muchas palancas para salir de la crisis. Una, imprescindible, es el mayor y mejor uso de las TIC

Escrito por Juan Mulet el 18/09/2012 a las 22:44:48
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(Dr. Ingeniero de Telecomunicación)

Pocos dudan de que el principal problema de la España actual sea nuestra baja productividad, que no nos permite ser competitivos en el mercado global, que inevitablemente incluye también el nuestro. Los países que no comparten nuestros problemas financieros, que se han convertido en la principal preocupación mediática de hoy, son simplemente los más productivos. Gracias al valor que sus economías generan, no sólo pueden pagar los costes del estado de bienestar sino que encuentran la confianza de los inversores.

 


Mucho se ha escrito sobre la importancia de las tecnologías de la información en la productividad de una economía. Está comprobado que es mucha, aunque siempre ha sido  difícil de evaluar. Se ha dicho que el 40% del crecimiento de la productividad de Estados Unidos entre 1995 y 2002 se debió al uso de las TIC, y hay una gran coincidencia en la gran influencia que tiene  el uso adecuado de estas tecnologías en la mejora de la productividad  de todas las formas de hacer negocios. Y es precisamente esta realidad, la que  dificulta la evaluación de  su importancia económica, sin duda muy significativa.
 

 

No deja de ser sorprendente que en la enorme cantidad de información económica que actualmente nos inunda, el potencial papel de las TIC en la solución del problema real que nos angustia, esté prácticamente ausente. A lo mejor es porque no es fácil de entender.
Es verdad que en España, la “productividad aparente del trabajo” está mejorando a lo largo de estos años de crisis. Es lógico, porque se han perdido muchos puestos de trabajo, seguramente los menos eficientes. Pero no es cierto que nuestro tejido productivo haya mejorado su capacidad de producir valor.
 

 

En la época de bonanza, el crecimiento de nuestro PIB fue espectacular, pero la contribución a  este crecimiento fue muy peculiar en el mundo desarrollado. Mientras el aumento del trabajo y del capital soportaban la mayor parte de nuestra expansión, la contribución del uso del conocimiento, lo que los economistas llaman la “productividad total de los factores” (PTF), era en España sólo una séptima parte de la que aportaba en los grandes países europeos. La PTF es simplemente una medida de la habilidad con la que una economía es capaz de mezclar capital y trabajo para obtener lo que ofrece al mercado, que tendrá más valor añadido y será, lógicamente, compensado con más altos precios. Con frecuencia, a esta habilidad se le llama “tecnología”, y es correcto, porque una tecnología ha sido muchas veces definida como una forma de hacer cosas útiles que ha sido entendida, mejorada o creada gracias al conocimiento. Pues bien, la PTF española en estos años de crisis no ha hecho sino disminuir, en una tendencia que se había iniciado precisamente con el comienzo de la etapa de bonanza, cuando la creación de valor tenía mucho menos atractivo que la especulación inmobiliaria.
 

 

La inversión en TIC durante nuestra etapa expansiva no fue pequeña. Su responsabilidad en el crecimiento económico fue, en términos relativos, parecida a la de países como Alemania, Francia, Japón o Finlandia. En otros países, como Suecia, Reino Unido o Estados Unidos, su importancia fue mayor, lo que indica que existía todavía margen de crecimiento. Pero sin duda el problema no estuvo allí. Si nuestra capacidad de aplicar el conocimiento resultó ser tan baja, es seguro que nuestra inversión en TIC no se aprovechó de forma tan eficiente como en otras economías. En TIC, como en toda inversión, la capacidad de generar valor está limitada por la calidad y cantidad del trabajo asociado, y es bien sabido que estas tecnologías son especialmente exigentes.
Todos los sectores empresariales pueden aumentar su productividad con un inteligente uso de sus inversiones en TIC, que por los datos que tenemos está en parte ya hecha. En estos momentos de inquietud es necesario que algo tan constatado se haga visible a la opinión pública, porque abre un camino no difícil de seguir para afrontar el gran reto que debemos afrontar. Para aprovechar el potencial de crecimiento que tienen las TIC  es necesario, primero, tomar conciencia de ello y, luego seguir una sencillas recetas que los profesionales de estas tecnologías conocen muy bien.