Harán falta muchas palancas para salir de la crisis. Una, imprescindible, es el mayor y mejor uso de las TICEscrito por Juan Mulet el 18/09/2012 a las 22:44:483516
(Dr. Ingeniero de Telecomunicación) Pocos dudan de que el principal problema de la España actual sea nuestra baja productividad, que no nos permite ser competitivos en el mercado global, que inevitablemente incluye también el nuestro. Los países que no comparten nuestros problemas financieros, que se han convertido en la principal preocupación mediática de hoy, son simplemente los más productivos. Gracias al valor que sus economías generan, no sólo pueden pagar los costes del estado de bienestar sino que encuentran la confianza de los inversores.
No deja de ser sorprendente que en la enorme cantidad de información económica que actualmente nos inunda, el potencial papel de las TIC en la solución del problema real que nos angustia, esté prácticamente ausente. A lo mejor es porque no es fácil de entender.
En la época de bonanza, el crecimiento de nuestro PIB fue espectacular, pero la contribución a este crecimiento fue muy peculiar en el mundo desarrollado. Mientras el aumento del trabajo y del capital soportaban la mayor parte de nuestra expansión, la contribución del uso del conocimiento, lo que los economistas llaman la “productividad total de los factores” (PTF), era en España sólo una séptima parte de la que aportaba en los grandes países europeos. La PTF es simplemente una medida de la habilidad con la que una economía es capaz de mezclar capital y trabajo para obtener lo que ofrece al mercado, que tendrá más valor añadido y será, lógicamente, compensado con más altos precios. Con frecuencia, a esta habilidad se le llama “tecnología”, y es correcto, porque una tecnología ha sido muchas veces definida como una forma de hacer cosas útiles que ha sido entendida, mejorada o creada gracias al conocimiento. Pues bien, la PTF española en estos años de crisis no ha hecho sino disminuir, en una tendencia que se había iniciado precisamente con el comienzo de la etapa de bonanza, cuando la creación de valor tenía mucho menos atractivo que la especulación inmobiliaria.
La inversión en TIC durante nuestra etapa expansiva no fue pequeña. Su responsabilidad en el crecimiento económico fue, en términos relativos, parecida a la de países como Alemania, Francia, Japón o Finlandia. En otros países, como Suecia, Reino Unido o Estados Unidos, su importancia fue mayor, lo que indica que existía todavía margen de crecimiento. Pero sin duda el problema no estuvo allí. Si nuestra capacidad de aplicar el conocimiento resultó ser tan baja, es seguro que nuestra inversión en TIC no se aprovechó de forma tan eficiente como en otras economías. En TIC, como en toda inversión, la capacidad de generar valor está limitada por la calidad y cantidad del trabajo asociado, y es bien sabido que estas tecnologías son especialmente exigentes.
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