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¿Futuro?... ¿Qué futuro?

Escrito por Albert Saenz el 16/10/2019 a las 09:43:47
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(Ingeniero de Telecomunicación)

Si nos dejamos de eufemismos que solo confunden al personal y que no aclaran para nada la pésima situación de emergencia en la que nos encontramos, la única palabra que define con absoluta precisión el actual estado de la “Nación Global” es la insostenibilidad. Pero… ¿hasta dónde llega nuestra inopia?

 

Existe un obstinado dato que compara la demanda anual de recursos naturales con la capacidad que realmente tiene la Tierra para absorberlos o regenerarlos, dato que, año tras año, pasa sin pena ni gloria en las recónditas crónicas de las “páginas interiores”.

 

Que desde finales del mes de julio (exactamente desde el día 29) nuestra puerca civilización se haya zampado TODO lo que es capaz de producir y asimilar este planeta, ya augura el inquietante, apremiante e inminente desastre que se avecina para con nuestros hijos y nietos (obviando el legado que puedan dejar estos con la educación que actualmente reciben). Con lo que, siguiendo con el típico y denostado ejemplo para “dummies” por muy “smarts” que nos creamos, de agosto a diciembre el planeta se desertiza al comernos aquellas “gallinas” que dejarán de poner sus “huevos” en el 2020. Lo que corrobora que aquellos habitantes de la fantasiosa “Gaia“, no son otra cosa que pura Sci-Fi.

 

Sin duda que existen muchos otros datos por los que inquietarse aún más, pero todos ellos están incluidos en el dato del 29 de julio al que se hace mención. Por citar algunas de ellas: la deforestación, erosión del suelo, pérdida de biodiversidad, escasez de recursos como son el agua, los alimentos y los materiales, la acumulación de CO2 en la atmósfera, el calentamiento global, etc.
En términos evolutivos, conocemos a la perfección el “hambre de recursos” de nuestra naturaleza humana (lo que denominamos civilización) que está siendo devastadora para con el único planeta que tenemos. Pero, al no afectar de pleno a nuestro presente, serán las futuras generaciones las que recibirán el impacto de lleno sin oportunidad alguna para remediar semejante y anunciada calamidad. Claramente nuestra sociedad está en algo mucho más profundo que una crisis económica y por ello de su más que dudosa salida.

 

Por mucho estúpido negacionismo pululando por doquier (bastante de él subvencionado, por cierto), si se posee dos dedos de frente, se sabe que es cuestión de vida o muerte cambiar de paradigma. Pero sorprende que los líderes que gobiernan en esta época tan crítica (salvo menores y contadísimas excepciones en donde la población ya ha adquirido un profundo sentimiento medioambientalista), no tengan la más mínima intención de corregirlo pues conocen que, hoy por hoy, este asunto no da votos (lo que viene a decir, que es un mal endémico de nuestra ”inteligente” sociedad consumista basada en esos sempiternos impulsos de bajos instintos de  los que somos incapaces de sustraernos, como son: el egoísmo, la envidia, lujuria, pereza, ira, avaricia y codicia (desmedidas por hacerse con los recursos naturales intentando acaparar más de lo realmente necesario), la soberbia o el afán (o ansias) de poder… entre otras lindezas que, con mayor o menor profusión, ¡nos caracterizan! Basta percatarse, simplemente, del modelo seguido por nuestra rimbombante “Smart society” en el que el 1 % de la población mundial posee mayor riqueza que el 99 % restante (esos 75 millones de seres humanos son la “crème suprémaciste” de la oligarquía reinante y, por supuesto, que siguen y seguirán aplicando la máxima Lampedusiana de “cambiarlo todo para que nada cambie”).

 

Si se compara el dato de 2019 con el de 1999 donde se anunciaba que el mismo hecho sucedía el 27 de setiembre, se llegará fácilmente a la conclusión de que, con esta suicida progresión en la que cada 10 años se comprime un mes el equilibrio de mantenimiento sostenible... allá por el 2090, se acabará la barra libre para absolutamente todos. En 70 años ¡c'est fini!! (La duración de una corta vida).

 

sostenibilidada

 

Para el 2050, cualquiera de nosotros seremos una diez mil millonésima parte de la población mundial, aunque hablando de concienciación planetaria… ¡todo suma incluyendo hasta lo más infinitesimal! (O, si no… menuda vaya mierda les espera).

Albert Sàenz Coromina

Ingeniero de telecomunicación (CCET n. 275)