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Estar de acuerdo en el desacuerdo

Escrito por Alexandre Blasi el 02/09/2014 a las 08:36:29
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(Dr. Enginyer Industrial)

¿Por qué es tan difícil llegar al acuerdo en que no lo estamos? Tiene muchas ventajas conseguirlo. Nos permite aprovechar nuestro tiempo mutuo, minimiza el enfrentamiento, permite focalizar en lo que estamos de acuerdo, aporta valor al poder avanzar en otros temas, identifica los riesgos de una cooperación i limita los efectos negativos, nos permite tomar la decisión o la no decisión,…, incluso acordar que si tomamos la decisión contraria a uno de los contendientes hacerlo con lealtad sin que las diferencias sean un obstáculo para ello. Parece como si las personas nos agrada estar en descuerdo antes que aceptar cualquier tipo de acuerdo. Preferimos la palabra desacuerdo a la de acuerdo. Cada uno encerrado en su posición personal, emotiva,…, y en la que no podemos estar de acuerdo en el desacuerdo ¿no será porque se vive el acuerdo como una cesión? 

Los amigos, las parejas, en las organizaciones,…, parece que lo importante es la unanimidad de opinión, el consenso (¡!),…, cuando lo importante es avanzar juntos aunque en determinados temas no estemos de acuerdo y a pesar de todo podemos colaborar positivamente en conseguir un objetivo… como si solo hubiera una solución única. En mi opinión es importante no confundir consenso con mediocridad. Si al no poder decidir entre el color blanco o el color negro el consenso es escoger el color gris esto es mediocridad.

Una de las buenas definiciones de liderazgo que he encontrado recientemente, es la que dice que el buen líder es aquel que crea el consenso y no la del que consigue el consenso. Hay  una diferencia importante entre ambas. Para crear consenso es necesario llegar a compartir ideas y objetivos más allá de si son los personales o los colectivos. Si el liderazgo es ejercido por una persona con valores y consecuciones probadas, es muy probable que pueda crear este consenso en base el margen de credibilidad que posee frente al de su equipo.  El debate de ideas y de opiniones es enriquecedor para ambas partes, si se mantiene dentro de un límite y estar de acuerdo en el desacuerdo lo es porque permite avanzar. O como dijo el cura el día de mi boda “en una pareja donde nunca sucede nada es que alguna de las partes renuncia a sus derechos”. Llegar al acuerdo de que no se está de acuerdo puede ayudar a desbloquear temas, a buscar soluciones alternativas. 

Otra variante es la que buscamos estar o ser convencidos para aceptar una instrucción o una orden. ¿Tan difícil es aceptar que de entre 20 personas, con experiencias y opiniones distintas, no conseguiremos convencer a todas? ¿Qué no podemos estar debatiendo el tema hasta el infinito? Hay un tiempo para debatir, hablar, discutir, exponer, … para luego tomar decisiones y actuar. Si te equivocas debes tener la capacidad de corregir especialmente si dispones de tiempo. 

Por un lado la ventaja es de que si todos, aunque no estemos totalmente de acuerdo, empujamos lealmente en la misma dirección podemos conseguir alcanzar el objetivo propuesto con eficacia. Si nos hemos equivocado y honradamente analizamos el por qué seremos un poco más sabios (más conocimiento) y si además lo hacemos a tiempo aun podremos corregir. Por otro buscar soluciones intermedias es obtener mediocridad sea donde sea en las organizaciones, en el sistema educativo, en la industria,….

Seguro que hay matices en la medida de la solución óptima, en la medida del tiempo, en la decisión del mejor camino o la mejor técnica,…, pero también hay temas finitos y concretos como la fecha de pagar a Hacienda, cruzar en semáforo rojo, horario del tren,…., temas de los que podemos tener información concreta como la previsión de lluvia, o decisiones de copiar a la competencia, conseguir un pedido….

Al final lo realmente importante es que seamos capaces progresar, con una parte importante de nuestros proyectos individuales pero sobre todo los colectivos. Dicen los estudiosos, que los mediterráneos somos poco innovadores según los estándares internacionales, parece ser  verdad medido en términos de resultados. En otras culturas, donde existe una mayor capacidad de llegar a acuerdos en los objetivos, a seguirlos compartiendo esfuerzo, a pesar de no estar plenamente de acuerdo, el empuje colectivo es capaz de generar cambio, producir innovación,….

Pero hay una parte muy importante que se puede aprender. Creo que no es un tema de haber nacido con ello o no. El ejemplo lo tenemos si vemos como nuestros profesionales  cuando van a trabajar a otros países con una cultura más participativa y menos individualista, generan desde sus puestos directivos unos resultados excelentes tanto en innovación como en realización.

Ser capaces de poder llegar a acordar aquello en lo que no estamos de acuerdo, limita el ámbito del conflicto y amplia los ámbitos de colaboración, disminuye la personalización, y aumenta la consecución de resultados y objetivos. El nivel del conflicto interpersonal es como la cuenta bancaria que conviene y es recomendable que esté del lado positivo. 


Alexandre Blasi
06.07.2014