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Es necesaria una Formación Profesional potente

Escrito por Pepe Menendez el 01/10/2013 a las 21:51:26
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(Centre de Tecnologías Ituarte (CETEI). Fundación Joan XXIII – Jesuitas Educación)

 Su valor estratégico es tan alto y su capacidad de transformación tan potente, que exige un cambio cultural radical en la sociedad en general, y en las autoridades educativas y laborales, en las empresas, en las familias y en nuestros jóvenes.

 

Esta exigencia de cambio de mentalidad y de orientación en las políticas económicas y educativas es la que puede hacernos entender las enormes dificultades de todo tipo que tenemos para construir una Formación Profesional eficaz, orientada al mercado laboral y a los sectores económicos más activos de nuestro entorno.

 

La Formación Profesional llena las páginas de los discursos de los políticos, de los representantes de las empresas y de los sindicatos, y del mundo educativo, pero la voluntad de avanzar y la disposición a invertir dinero y tiempo, y a cambiar el paradigma de las relaciones laborales de todos estos colectivos, es muy pobre.

 

Algunas de las características que necesita modificar la realidad actual de la Formación Profesional en España son:

 

-          Elaboración del mapa de competencias profesionales que deben adquirir los alumnos al finalizar los diversos estadios de formación, a partes iguales entre las autoridades educativas y los agentes sociales, con clara prioridad del mundo empresarial.

-          Orientación de los alumnos hacia la formación en familias profesionales de los sectores económicos que crean puestos de trabajo, del mismo modo que ocurre en otras realidades como son las de Alemania, Holanda o la propia Comunidad Autónoma Vasca.

-          Flexibilización radical del papel de la administración educativa respecto a la normativa de la organización de los centros educativos, para facilitar al máximo la innovación, la incorporación de profesionales y el aprendizaje en la empresa.

-          Implicación directa de las empresas, tanto de tipo económico como en el diseño de la formación.

 

Cada vez hay más pruebas fehacientes de la necesidad del cambio cultural a todos los niveles. Si observamos cómo se está aplicando la formación en alternancia y la dual en España, veremos una realidad tan triste como la que refleja, en una gran mayoría de comunidades autónomas, la exigencia de las empresas de recibir subvención pública por formar a nuestros jóvenes en sus locales, o la burda patraña de algunas administraciones educativas, que pretenden ahorrar recursos con la excusa de que las horas que los jóvenes se forman en una empresa pueden descontarse de la plantilla de profesorado.

 

Al mismo tiempo, es necesario priorizar la experiencia profesional de los jóvenes que se incorporan al mercado laboral, por encima del paradigma actual de algunos sindicatos, que imposibilita explorar alternativas de contratos y de salario, que se adecúen a nuestra realidad económica actual.

 

Todo ello no es más que la paradójica realidad de la cultura de una sociedad que a menudo se muestra poco serio, tramposa y con una mirada cortoplacista.

 

Pepe Menéndez

Director Adjunto de la Fundación Jesuïtes Educació