Actualizado el 16/04/2024

icon Facebook icon Twiiter icon RSS icon EMAIL
  1. Portada
  2. >
  3. Opiniones
  4. >
  5. El nuevo credo platamórfico

El nuevo credo platamórfico

Escrito por Carlos Cosials el 30/01/2018 a las 11:29:32
2672

(Integral Innovation Expert)

No parece que “platamórfico” sea un término acuñado por la RAE, todavía, pero, ya se sabe, que la tecnología va creando realidades que luego hay que nominar, para que nos podamos referenciar a su generalización, como concepto. Tomando la acepción del término antropomórfico, he querido derivar platamórfico como la interpretación, que las diferentes empresas de éxito agrupadas bajo el acrónimo GAFA estan adoptando, para proveer servicios y/o soluciones que se conforman como una plataforma y no como un mero sistema o simple aplicación, como tal vez lo fueron en el inicio, por ejemplo mediante un sistema de búsquedas (Google) o una página web de compra ‘on´line’ (Amazon). Vista la evolución, iniciar una propuesta tecnológica que aspire a devenir una plataforma, parece hoy una garantía de éxito. Al menos, para todas las startups parece una “obligación” y, para las asentadas corporaciones, una necesidad de transformación casi ineludible, que la digitalización de toda información impuesta por la aplicación del ‘software’ en cualquier proceso, está comportando.

 

Es lo que nos sugiere que deberíamos creer que una plataforma, es decir, convertirnos en un espacio digital de interconexión, entre pares (“peers”), que permita interacciones, no solo entre personas sino, también, entre dispositivos y/u otros sistemas, es la máxima aspiración a concebir a día de hoy. Dicho de otra forma, no se vislumbra en el horizonte tecnológico de base digital que haya otro enfoque, o forma a adoptar, más que esa. Y si esta mirada pudiera albergar dudas, estoy bien seguro de que no las tendran aquellas organizaciones situadas ante la decisión que comporta iniciarse en la tecnología de la IoT (o ‘Internet of Things’ o “Internet de las Cosas”). Aun cuando pudiera pensarse que es una decisión que solo implica a startups o a corporaciones pero no a PYMES.

 

Antes de argumentarlo, vamos a ver, esquemáticamente, qué es la IoT o, dicho de otro modo, de qué capas se compondría una propuesta de IoT y, consecuentemente, cuáles serían los criterios de selección, a tener en cuenta en un proceso de adopción. A modo de resumen podemos aseverar que la arquitectura de una plataforma de IoT no difiere mucho de la que habría que plantear para un sistema o aplicación web aunque con algunas particularidades. De la tradicional tricapa MVC (‘Model View Controller’)

Fuente: Modelo–vista–controlador (Wikipedia)

 

tendríamos la analogía en otras tres que nombraríamos como: (2) Bus de Procesamiento e Interconexión, (3) Presentación Multidispositivo basada en Roles y (1) Conectividad y Publicación.

 

Fuente: Internet of Things (IoT) - Part 2 (Building Blocks & Architecture)

 

de tal forma que podríamos equipararlas, en un rango de arriba a abajo, de mayor a menor abstracción,como (3) Conocimiento, (2) Información y (1) Dato.

 

Esta simplificación pretende huir de la estricta formalización pues, habiendo muchas, no facilitan el proceso de compresión que aquí pretendemos transmitir para una empresa, tipo PYME, donde los grados de complejidad no son muchos, como en una corporación, pero donde la simplificación no llega al extremo de una startup a la búsqueda de probar la rentabilidad de su monopropuesta.

 

Y mi insistencia en cuál es el modelo de negocio viene dada porque la adopción de la IoT va a comportar, al final del trayecto o ruta, la revisión del mismo. Es decir, adoptar una plataforma de IoT no va a comportar, tan solo, el incremento de la eficiencia sino un aumento de la escala. Los posibilismos que surgen, como consecuencia de disponer de datos/información, de “nuestras” máquinas y/o procesos, en tiempo casi real, van más allá de brindar nuevos servicios e incluyen la oportunidad de convertirse en una plataforma de servicios donde monetizar a partir, o a través, de la máquina. Una máquina que nos “pertenece”, desde el momento que la hemos diseñado nosotros y con la que podemos determinar qué información es capaz de captar y publicar, aun cuando hayamos transferido, o no, la propiedad de una de sus instancias, o realizaciones o configuración, a nuestro cliente.

 

Y he aquí la primera y trascendental decisión a adoptar. ¿Debemos construir nuestro propio repositorio de publicación, con los datos emitidos por nuestras máquinas y con los que alimentar la primera capa? No hay una respuesta discreta y siempre estará en función de las particularidades de las máquinas/dispositivos a los que queramos acceder, sean de “propiedad” o de terceros. En cualquier caso lo que sí deberemos garantizarnos es de disponer de los mecanismos de acceso (sea mediante las URN del dispositivo o la API del sistema) para poder interrogar o actualizarla. Por lo tanto, hemos de saber cómo acceder al dato.

 

La siguiente pregunta estaría dirigida al propósito o ¿qué actividades/procesos queremos empoderar con la provisión de la conveniente información? Aquí estamos poniendo la mirada en la capa 3 o de conocimiento. Se trata de evaluar qué pares (“peers”, conectados, o conectables, a nuestra plataforma) van poder incrementar su capacidad de decisión, sea por velocidad o aseguramiento, gracias al mayor conocimiento del que van a disponer. Es este enfoque el que nos va a obligar a repensar. A reevaluar todas las interrelaciones, no solo con los clientes, sino, también y casi más, con los proveedores y socios. Con una perspectiva logística, no de átomos sino de bits, hemos de considerar qué nuevos escenarios son viables y factibles, con las informaciones que podamos proveer de la forma más conveniente, en tiempo y en forma. Es como el tradicional JIT (‘Just In Time’), de la logística de operaciones, pero aumentado por la potencialidad digital de mostrar la información en el formato (de pantalla) más adecuado o cercano a la toma de decisión. Por lo tanto, poniendo en consideración tanto de si se trata de un puesto de trabajo de un técnico de campo de nuestro canal de distribución, como del transportista de nuestro proveedor, como nuestra persona de administración o del servicio de atención al cliente, en todos se brinda la oportunidad de disponer de la información puntual, en tanto la hayamos captado y procesado consecuentemente, de la operación digitalizada convenientemente.

 

Y con ello llegamos al nudo o capa intermedia o capa 2, del bus de procesado e interconexión. Es decir, nuestro diseño central/nuclear de nuestra plataforma va a venir condicionado de afuera a dentro, es decir, revisitando (1) qué informaciones/datos están accesibles y (3) qué actividades/roles son empoderables, tendremos que establecer (2) qué arquitectura va a ser capaz de soportar la flexibilidad, tanto de escalabilidad como de plasticidad, que vamos a adoptar. Tendremos que elegir entre construir una opción muy eficiente pero tanto o más vertical, que atiende a un solo escenario de actividad o aplicación frente a otra más horizontal que contemple el cambio (entendida como ampliación o modificación) como la constante a asumir en el proceso de adopción de la plataforma de la IoT. Como podemos ver en la versión inglesa del artículo de la Wikipedia correspondiente a Internet of Things:

Fuente: Apendix F of Disruptive Technologies Global Trends 2025 page 1 Figure 15 (Background: The Internet of Things)


 

la adopción de la IoT no es un acto de un solo hito, a costa de la eficiencia pero a cambio de aprender rápidamente, en el proceso de adopción. No es, por tanto, equiparable a la puesta en marcha de un nuevo ERP o CRM, donde habremos consolidado un dispar rosario de actividades, de una parte de un importante de nuestro modelo de negocio, sino que vamos a adoptar un nuevo modelo operativo, de base intrínsecamente digital, que adoptará la forma de una plataforma y sobre la que radicaremos nuestro (nuevo) modelo de negocio, a imagen y semejanza de un sistema nervioso del cuerpo que conforma nuestro sistema empresarial. Como acostumbro a apuntar, se trata de adoptar una actitud de “fallar rápido”. Darse cuenta rápido, pronto, de qué es lo que no funciona, lo que no se adecúa, para, rápidamente, cambiarlo, ajustarlo a la conveniente, comercialmente. Este es, sin dudas, el modelo de éxito de empresas tan logísticamente exitosas como Zara y Amazon.  

 

Como conclusión, busque y compare propuestas tecnológicas y, como siempre, hágase acompañar de los mejores asesores en ese tránsito (‘journey’ como les gusta decir a los anglosajones) a un mundo más interconectado pero indeterminista y de acelerados vaivenes, como nunca antes haya vivido, donde apearse no es una opción.

 





Noticias Relacionadas:


El fin del papel