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Crisis educativa

Escrito por Enric Canela el 15/09/2008 a las 20:35:05
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(Catedràtic de Bioquimica)

Hace muy pocas semanas se ha publicado el informe anual de la OCDE Education at a Glance 2008. Este documento, sobre el que la prensa ya ha hablado ampliamente, hace un repaso de todos los ámbitos de la educación en los países de la OCDE. El informes es muy largo, más de 500 páginas, está lleno de tablas y datos y no se puede hacer una lectura rápida, ni tampoco un comentario apresurado. Con todo si que, a partir del resumen y del informe específico para España, es posible sacar algunas conclusiones. La más importante es que la educación no va bien en España. Ya lo sabíamos, pero tenemos más datos que lo explican. En España se ha conseguido uno de los más elevados grados de democratización del acceso a la educación, se ha universalizado la educación. Este es un hecho positivo. Lo que ya no lo es, es que al mismo tiempo que se ha producido el acceso universal a la educación se ha deteriorado el grado de formación promedio de la población, especialmente en la enseñanza pública. Se tiende a un igualitarismo social en lugar de ir hacia la equidad. Estos hechos hace mucho tiempo que se perciben, pero se han ido haciendo más evidentes desde que es publicó el Informe PISA 2006. i el informe L?estat de l?educació a Catalunya de la Fundación Jaume Bofill, entonces saltaron en Cataluña todas las señales de alarma. El nivel de conocimientos que logran los estudiantes es bajo y los recursos que se destinan a la educación primaria y secundaria bajan respecto del PIB. El descenso es acusado, en 1995 se gastaba en educación, sin contar la educación terciaria (superior en general) un 3,8% del PIB, el 2000 sólo un 3,2% y el 2005 todavía menos, un 2,9%. Es cierto que esto pasa en algunos otros países de la OCDE, pero esto no es excusa para que la situación específica sea aquí peor. El rendimiento es muy bajo, a la vez que la proporción de estudiantes que completan la secundaria está por debajo de la media de la OCDE. No hace falta argumentar sobre la educación universal ni sobre la necesidad que esta educación sea financiada principalmente por la administración. Es obvio que el nivel de un país depende de la adecuada formación de sus ciudadanos. Es cierto que ahora hay menos ciudadanos sin ningún tipo de formación, pero la situación actual hace que los más capacitados no puedan obtener lo que obtendrían en otras condiciones educativas. El sistema tiende a enrasar por debajo, es decir, los menos capacitados o los menos interesados en adquirir conocimientos limitan las posibilidades de los que tienen más recursos intelectuales. Este hecho hace que el país pierda una parte importante de su capital intelectual. La reflexión es compleja, que es mejor, la separación progresiva en función del desarrollo que adquieren los diferentes grupos de estudiantes o un sistema en que todos los estudiantes están mezclados sin atender las diferencias. Mi opinión es que hace falta prestar especial atención a los que tienen más posibilidades de tener éxito, sin las mejores mentes, bien educadas nunca iremos adelante. Esto no quiere decir despreciar a los menos dotados, hace falta también prestarles especial atención, pero estos últimos no pueden perjudicar a los otras. La periodista Patrícia Gabancho 'Apàtrides, incultes i (a vegades) analfabets. La crisi de l'educació a Catalunya' (Ara Llibres) lo explica con claridad: Hace treinta años que la escuela condena los estudiantes a la mediocridad, en vez de conducirlos hacia la excelencia. Y treinta años son dos generaciones. Y esto hace que lanzamos mucha gente al mercado de trabajo sin herramientas ni inquietudes. El modelo educativo se basa a rebajar el nivel a favor de los más débiles. Esto hace que el sistema no se ocupe de los alumnos buenos, que los lleve hacia la mediocridad, pero a la vez el problema de los alumnos con más dificultades tampoco se resuelve. Y una educación sin esfuerzo implica una educación mediocre. La única señal de esperanza es la decidida reforma que, pese a la oposición conservadora de los grupos de presión del sistema educativo público, está abordando el consejero Maragall. Si ponen en sus manos recursos suficientes y las herramientas necesarias para introducir una gestión eficaz quizás las cosas mejoren. Quizás hace falta ser más proactivos y colaborar para que Cataluña tenga un buen sistema educativo, un modelo que quede fuera de los avatares electorales. Enric I. Canela President del Cercle per al Coneixement - Barcelona Breakfast.