Actualizado el 23/04/2024

icon Facebook icon Twiiter icon RSS icon EMAIL
  1. Portada
  2. >
  3. Opiniones
  4. >
  5. ¿Adictos a Internet y al móvil?

¿Adictos a Internet y al móvil?

Escrito por Xavier Sanchez Carbonell el 24/10/2007 a las 08:16:24
1726

(Presidente del comité científico del congreso de nuevas adicciones)

El impacto de las TIC es tan espectacular que es lícito preguntarse si pueden generar adicción, al igual que otras conductas socialmente aceptadas como comprar, jugar, trabajar y practicar el sexo. Por otro lado, posiciones más conservadoras señalan que el uso problemático de Internet y móvil no merece categorizarse como una entidad diagnóstica porque son fenómenos recientes que necesitan más estudio. Para diagnosticar una adicción a un Internet es necesario que se cumplan los mismos criterios que en una adicción a substancias: dependencia psicológica (deseo, ansia o pulsión irresistible, polarización atencional, modificación del estado de ánimo e incapacidad de control y efectos perjudiciales graves que alteren el ámbito intrapersonal (experimentación subjetiva de malestar) y el interpersonal (trabajo, estudio, finanzas, ocio, problemas legales, etc.). Otros síntomas observables son la tolerancia y la abstinencia, la negación, la ocultación y/o minimización del problema, el sentimiento de culpa, la disminución de la autoestima y el riesgo de recaída. Pese al goteo de casos clínicos en diferentes países, las posiciones más críticas defienden que el fenómeno está sobredimensionado. En primer lugar, podría tratarse de una construcción social comparable al impacto que causó la televisión o el teléfono. Es necesario un período de adaptación a la nueva tecnología tanto para los nuevos usuarios como para los no practicantes que también necesitan incorporar las nuevas actitudes y comportamientos que el uso de la misma conlleva. Desde esta misma perspectiva se apunta que la adicción a Internet es siempre un fenómeno relacionado con una adicción primaria. Tal sería el caso de la adicción al sexo (pornografía, buscar relaciones sexuales, cibersexo), al trabajo, a las compras, a jugar en bolsa y el juego patológico (casinos y apuestas deportivas virtuales). No se trata de una adicción tecnológica sino de una forma de expresar una adicción facilitada gracias al anonimato, a la accesibilidad de las casas de apuestas y casinos virtuales, a la facilidad para transmitir fotografías, videos, etc. También podría suceder que los usuarios confundan la adicción con la necesidad de un instrumento o tecnología. Los usuarios y la prensa también pueden caer en el error de confundir los síntomas leves y transitorios de los graves que merecen atención clínica. Por ejemplo, comerse las uñas es una conducta perjudicial y difícil de abandonar pero nunca se ha considerado un trastorno psicológico grave merecedor de categoría diagnóstica. También se podría especular si la adicción a Internet en lugar de ser un trastorno psicológico fuese simplemente una afición desmedida, un hábito inadecuado. El jugador de rol en línea que consigue ejércitos y se casa con la princesa no es más patológico que el jugador de bridge o el de ajedrez, sencillamente la mediación del ordenador añade un factor de novedad que tiene que ser incorporado a la construcción social. Por tanto, es necesario seguir explorando las características conductuales y emocionales del uso de Internet y del móvil para promover su uso adecuado, diagnosticar adecuadamente y tratar a las personas aquejadas mediante pautas educativas o atención psicoterapéutica. Autores: Xavier Sánchez-Carbonell Marta Beranuy Carla Graner Ursula Oberst Ander Chamarro Universitat Ramón Llull, Facultat de Psicologia, Ciències de l’Educació i de l’Esport Blanquerna