Poco podía imaginar Scott Amos (según nos explican en la CNN) que iba a encontrar un pequeño-gran tesoro en el ático de casa de sus padres en forma de un raro videojuego de Nintendo titulado Kid Icarus.
Este título de acción y plataformas fue puesto a la venta por la multinacional nipona en diciembre de 1986 en Japón, y en febrero de 1987 en el resto del mundo. Inspirado en la mitología griega, fue objeto de algún remake, como en 2004, cuando fue publicado para la Game Boy Advance como un clásico de la firma.
Pues bien, nuestro protagonista, el Sr. Amos, encontró un cartucho todavía sellado de este videojuego original para la NES (Nintendo Entertainment System) cuando limpiaba la buhardilla de casa de sus padres tras dos décadas de peticiones infructuosas por parte de estos. Ya se sabe: “sí, un día de estos lo hago”. Vaya usted a saber cuál fue el ultimátum dado por sus progenitores, seguramente que se desharían de todo aquello por las bravas.
Amos no sabe cómo el juego llegó a la buhardilla con sus viejas posesiones, aunque la teoría es que su madre se lo compró como un regalo navideño (aunque ella afirma que no lo recuerda).
El hecho es que el poseedor de tan preciado título, que no lo recibió cuando tenía nueve años (según la fecha del ticket de compra, hallado con la caja sin abrir), ahora con cuarenta intuyó que podía ganarse un sobresueldo de, por lo menos, un par de cientos de dólares revendiendo aquel artículo a coleccionistas, pese a que admite que no entiende nada de videojuegos, y no sabe nada del mundo de los coleccionistas de estos artículos.
Con buen criterio, contactó con Wata Games, una compañía dedicada a la evaluación, certificación y tasación de videojuegos clásicos según sus condiciones de conservación, desde la cual le dijeron enseguida que tenía algo realmente valioso entre manos. Tanto, que podía venderlo por unos 10.000 dólares aproximadamente.
Desde esta empresa pusieron en contacto a Amos con Heritage Auctions, que fue la plataforma que finalmente vendió el videojuego por unos 9.000 dólares.
Los videojuegos empiezan a entrar en la categoría de clásicos, y la generación que los vio nacer y los disfrutó ya tiene la edad y, en algunos casos, el poder adquisitivo para coleccionarlos.
Buena prueba de ello es la excavación arqueológica que, en 2014, se organizó para descubrir, en el desierto de Nuevo México, miles de copias del videojuego ET el extraterrestre de Atari, para resolver una leyenda urbana que afirmaba que las copias de dicho título (considerado uno de los peores de la historia de los videojuegos) habían sido enterradas por ser invendibles.
Así que moraleja: si tiene usted entre 40 y 50 años, y cuando era jovencito jugaba a videojuegos, tal vez tenga un tesoro en su desván o dentro de una caja con sus antiguas pertenencias. No deje que nadie lo abra y llévelo a un experto.
