Es probable que cualquier actividad desplegada por el ser humano sea susceptible de ser convertida en una suerte de deporte para organizar una competición. No hace mucho, me enteré de que existen los Campeonatos Mundiales de Abrazar Árboles. Y sí, también hay unos campeonatos mundiales de Excel.
Las capacidades de la conocida hoja de cálculo de Microsoft no son en absoluto menospreciables; de hecho, cuando en octubre de 1979 se publicó VisiCalc para el Apple ][, considerada la primera hoja de cálculo del mundo, constituyó una killer app para el sistema informático de la entonces todavía pequeña firma de Steve Jobs y Steve Wozniak, que multiplicó las ventas de la computadora y la llevó a entornos profesionales de gestión cuando estaba inicialmente destinada a los amantes de la electrónica.
Lotus 1-2-3 fue el sucesor de VisiCalc, ya con un mundo PC suficientemente evolucionado, y también se convirtió en una killer app gracias a sus capacidades. Con el advenimiento de Windows, el Excel de Microsoft tomó el podio al que la entonces Lotus Development Corporation no supo brincar, al no adaptar su potente software a la interfaz de ventanas a tiempo.
Según el documental Spreadsheet Champions, producido y dirigido por la realizadora australiana Kristina Kraskov, y del cual se hace eco The Guardian, el usuario medio de Excel sabe utilizar entre un 10% y un 15% de las capacidades del programa, mientras que quienes compiten en el campeonato del mundo están obligados a conocer cerca del 70% de las funcionalidades del software, solamente para poder tener un nivel digno de la competición.
Esta celebrará una nueva edición en Florida en julio del año que viene, y está organizada por Certiport, una empresa especializada en certificaciones profesionales que, entre otras, ofrece las de Microsoft, y cuenta con el respaldo de la misma compañía de Redmond.
Se divide en dos fases, debiendo resolver cuestiones complejas sobre fórmulas, funciones y características de la aplicación con criterios de precisión y rapidez para superar la primera, mientras que la segunda propone una aplicación más interpretativa de las habilidades de los participantes, orientada a identificar el mensaje que subyace en los datos.
La normativa del evento permite a los participantes competir una única vez a lo largo de su vida, lo que confiere al torneo un carácter renovado en cada edición, y la organización del campeonato mantiene bajo reserva muchos detalles del examen. Así, por ejemplo, la supervisión recae en un responsable conocido como Bing y el acceso público a los materiales se limita a preguntas retiradas, compartidas con el fin de ilustrar la complejidad del proceso sin comprometer futuras ediciones.
El documental de Kraskov centra su atención en el proceso de preparación y viaje de seis aspirantes a campeón de distintas partes del mundo (Grecia, Australia, Guatemala, Camerún, Estados Unidos y Vietnam) para participar en la cita del 2023, que se celebró en Las Vegas. El campeonato se celebra desde 2002, y está abierto a estudiantes de entre 13 y 22 años, previa clasificación como representantes del país de origen.
Y si alguien se pregunta si alguno de los protagonistas del documental terminó alzándose como campeón, lamento tener que decir que no, ya que quien al final se llevó el trofeo fue Andrew ‘el aniquilador’ Ngai (que ‘telita’ con el apodo), de Australia (aunque no el mismo australiano que siguió la realizadora en su documental).
El film de Kraskov se estrenó en la conferencia SXSW en Texas a comienzos de este año, y estos días se está proyectando en el Melbourne International Film Festival con la asistencia de cinco de los seis estudiantes, según informa The Guardian.