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Nuevas directrices para la protección de datos en las etiquetas inteligentes RFID

Escrito por Redacción TNI el 19/04/2011 a las 14:52:17
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RFID protección de datos

El uso de etiquetas inteligentes se está multiplicando (posiblemente mil millones en Europa en 2011), pero suscitan inquietud en cuanto a sus repercusiones sobre la intimidad. Los RFID se encuentran en muchos objetos, desde los abonos de transporte a las tarjetas inteligentes para el pago de peajes. Ciertos dispositivos microelectrónicos pueden procesar automáticamente los datos de las etiquetas RFID cuando estas se acercan a «lectores» que las activan, captan sus señales radioeléctricas e intercambian datos con ellas. El acuerdo de hoy forma parte de la aplicación de una Recomendación de la Comisión adoptada en 2009 (véase IP/09/740) que, entre otras cosas, proponía que, cuando los consumidores adquieran productos con etiquetas inteligentes, estas se desactiven de manera automática, inmediata y gratuita, salvo que el consumidor acepte explícitamente otra cosa.

El acuerdo firmado , «Marco para la evaluación del impacto sobre la protección de los datos y la intimidad de las aplicaciones RFID», se propone garantizar la intimidad de los consumidores antes de la introducción masiva de las etiquetas RFID (véase IP/09/952). Está previsto que se vendan en 2011 alrededor de 2 800 millones de etiquetas inteligentes en el mundo, un tercio de ellas en Europa. Pero el sector estima que podría llegarse a los 50 000 millones de dispositivos electrónicos conectados para 2020.

Las etiquetas RFID en dispositivos tales como teléfonos móviles, ordenadores, frigoríficos, libros electrónicos y coches ofrecen numerosas ventajas potenciales a las empresas, los servicios públicos y los consumidores. Entre ellos podrían citarse la mejora de la fiabilidad de los productos, la eficiencia energética y los procesos de reciclado, el pago de peajes sin tener que detenerse en las cabinas, la reducción del tiempo de espera para recoger el equipaje en los aeropuertos y la reducción de la huella medioambiental de los productos y servicios.

Sin embargo, estas etiquetas presentan también riesgos potenciales para la intimidad, la seguridad y la protección de los datos. Entre ellos figura la posibilidad de que un tercero acceda a nuestros datos personales (p. ej., relativos a nuestra ubicación) sin nuestro permiso.

Por ejemplo, muchos conductores pagan electrónicamente los peajes de las autopistas o los aparcamientos en ciudades y aeropuertos gracias a los datos recogidos mediante etiquetas RFID instaladas en el parabrisas de su vehículo. Si no se toman medidas preventivas, algunos lectores de RFID situados fuera de esos lugares concretos podrían dar lugar inadvertidamente a fugas que revelaran la localización del vehículo. Muchos hospitales utilizan etiquetas RFID para el control de inventarios y la identificación de pacientes. Aunque esta tecnología puede mejorar la calidad general de la atención sanitaria, es preciso alcanzar un equilibrio entre sus beneficios y las preocupaciones relativas a la seguridad y la intimidad.

 

Evaluación completa de los riesgos para la intimidad

 

En virtud del acuerdo, las empresas llevarán a cabo una evaluación completa de los riesgos para la intimidad y tomarán medidas para combatirlos antes de introducir en el mercado una nueva aplicación de etiqueta inteligente. Se incluirá el impacto potencial para la intimidad del cotejo de los datos recogidos y transmitidos con otros datos. Esto resulta de particular importancia en el caso de datos personales sensibles, como los de tipo biométrico o los referidos a la salud o la identidad.

El marco para la evaluación del impacto sobre la intimidad establece por vez primera en Europa una metodología clara para evaluar y reducir los riesgos para la intimidad de las etiquetas inteligentes, que pueden aplicar todos los sectores industriales que las utilizan (por ejemplo, el trasporte, la logística, el comercio minorista, la venta de billetes, la seguridad y la atención sanitaria).

En particular, este marco no solo dará a las empresas la seguridad jurídica de que utilizan las etiquetas de modo compatible con la legislación europea sobre intimidad, sino que ofrecerá también más protección a los ciudadanos y a los consumidores europeos.