Los servicios de la inteligencia militar de México y Ucrania están trabajando conjuntamente en un presunto caso de infiltración por parte de sicarios de los cárteles de la droga mexicanos en el ejército ucraniano, con el objetivo de aprender el manejo de drones en situaciones de combate para utilizar dichos conocimientos en provecho del crimen organizado a su regreso al país centroamericano.
El uso de drones en los campos de batalla ha resultado disruptivo como ya mostraron los dos conflictos entre Armenia y Azerbaiyán en 2020 y 2023, cuando el ejército ázeri consiguió una sonora victoria al emplear masivamente drones contra las tropas armenias que carecían de conocimientos y contramedidas para contrarrestar la acción de las aeronaves no tripuladas enemigas, lo que llevó a Azerbaiyán a conquistar los territorios de la República de Artsaj con el apoyo de Turquía, un país muy influyente en la fabricación y uso de drones militares.
La invasión rusa de Ucrania de 2022 también ha resultado un conflicto muy esclarecedor en lo que respecta al uso de drones en el campo de batalla, aunque más igualado debido a que ambos ejércitos estaban preparados para emplearlos a la ofensiva, y con contramedidas para anular los del enemigo.
No obstante, las tácticas empleadas tanto por el ejército ruso cómo por el ucraniano, siguen evolucionando y, a día de hoy, no hay contramedidas totalmente eficaces contra los ataques de drones, pese a que la combinación de varios tipos de contramedidas consigue evitar un cierto porcentaje de los ataques.
La gran ventaja del uso de drones en combate es que su coste se puede considerar “menospreciable” respecto al daño que pueden provocar; por ejemplo, todos hemos podido ver vídeos en los que un dron FPV ligero, de unos pocos miles de euros de coste contando la munición que lleva, carga contra un tanque que cuesta varios millones, consiguiendo destruirlo o, por lo menos, poniéndolo fuera de combate.
Es esta relación coste/resultado la que hace a los drones apetecibles a ejércitos de todo el mundo, y no solamente, puesto que los cárteles del narcotráfico, que controlan áreas geográficas y se enfrentan por preservar sus territorios tanto a bandas rivales cómo a las autoridades policiales y militares, les pueden sacar buen partido. Además, logrando infiltrar a sus sicarios en las fuerzas armadas ucranianas, el entrenamiento les sale gratis y es de calidad, con experiencia en la primera línea de frente.
La investigación empezó cuando el CNI mexicano comunicó a sus homólogos ucranianos del SBU que había detectado sujetos que intentaban enrolarse en la Legión Internacional Ucraniana para recibir adiestramiento en materia de uso de drones.
Fue precisamente la obsesión de estos reclutas por formarse específicamente en drones, obviando el resto del entrenamiento militar, lo que despertó las sospechas de los servicios secretos. La posterior investigación, que se extendió también a ciudadanos colombianos, ha revelado algún caso de intento de enrolamiento utilizando documentación de identidad falsificada y conexiones de los reclutas con bandas de narcotraficantes.
En el momento de escribir estas líneas, basadas en las informaciones publicadas por Intelligence Online, no se han producido detenciones, y la investigación sigue abierta.