Nuestro monólogo interior es la “vocecita” que verbaliza nuestros pensamientos, el flujo de pensamiento en primera persona que nos interpela, y que nos es útil a los seres humanos para planificar, reflexionar, anticipar situaciones, regular emociones o, simplemente, narrar la experiencia cotidiana. Podemos resumirlo como imaginar nuestro monólogo verbalizado pero interiormente, en nuestra mente.
Cómo monólogo interior, queda en la intimidad de toda persona pero, ahora, un equipo de la Facultad de Medicina de la prestigiosa universidad californiana de Stanford ha anunciado el logro de haber creado una interfaz cerebro-ordenador capaz de detectar patrones de habla interior en personas con graves dificultades de comunicación. El trabajo, publicado el pasado 14 de agosto en la revista Cell, y difundido por la misma institución universitaria el 15 de agosto, ha sido dirigido por Frank Willett junto con Erin Kunz y Benyamin Abramovich Krasa como coautores principales.
La tecnología desarrollada por este equipo emplea microelectrodos implantados en áreas motoras de la corteza, que registran la actividad neuronal para traducirla en acciones mediante algoritmos. El sistema se entrena para reconocer fonemas y recomponerlos en frases; estudios previos del grupo ya habían profundizado en la decodificación de intentos de hablar (pero físicamente, a otras personas, no el monólogo interior) y de “escritura mental”, traduciendo el texto dictado mentalmente en texto escrito.
En el estudio se trabajó con cuatro participantes con alteraciones motoras y del habla. La evocación silenciosa de palabras generó patrones claros en la corteza motora, semejantes —aunque de menor amplitud— a los que se consiguen cuando se intentan articular palabras (habla intentada). La decodificación alcanzó una prueba de concepto, con menor precisión que esta habla intentada.
Privacidad y control del sistema
El equipo señala el riesgo de decodificar sin querer contenidos pensados para no ser divulgados; podemos imaginar fácilmente la situación incómoda que se generaría si un comentario grosero sobre una persona presente en la sala y que, normalmente, cada uno se guardaría para sí mismo, se expresara en voz alta vía una máquina…
Según los investigadores, la fidelidad actual de estos sistemas no permite interpretar habla interior sin restricciones y, de producirse, el resultado sería confuso. Se propone además un entrenamiento para que los dispositivos orientados al habla intentada ignoren la actividad correspondiente al monólogo interno cuando lean los patrones.
Para futuras versiones centradas en el habla interior, se plantea un mecanismo de “contraseña” que active la decodificación únicamente si la persona imagina una frase específica. El grupo indica que ambas estrategias funcionaron en sus pruebas. La línea de trabajo contempla mejoras del hardware y la exploración de regiones cerebrales adicionales, en un campo que todavía está empezando a andar, y sujeto a una estricta supervisión regulatoria.