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La tecnología, clave en la victoria talibán

Escrito por Guillem Alsina el 28/09/2021 a las 15:58:37
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En muchos conflictos armados, la tecnología es un factor clave, aunque no siempre de la forma que pensamos. Por ejemplo -y por suerte para el mundo- los avances científicos auspiciados por los nazis no se tradujeron en un punto de inflexión a su favor en el campo de batalla, en cuanto los Estados Unidos sí echaron mano de la tecnología para superar a Japón.


En el reciente y abrupto final del largo conflicto afgano (si es que realmente podemos considerar que se ha acabado y no que comienza una nueva fase tras la retirada de uno de sus actores) la tecnología también ha tenido su protagonismo, pero tal y como nos narran desde la prestigiosa MIT Technology Review, no de la forma que podríamos pensar a priori.


El artículo es obra de Christopher Ankersen, profesor asociado en asuntos globales por la Universidad de Nueva York, y Mike Martin, oficial retirado del ejército británico que ha servido como asesor político a los mandos británicos en la conducción de la guerra en Afganistán.


Los avances tecnológicos que permiten ganar los conflictos deben leerse siempre -y como es el caso del que nos ocupa- en su contexto, ya que no consiste en un avance en términos absolutos en armamento, si no en facilitar la adaptación de cada bando al enemigo y a las condiciones del conflicto.


Por ejemplo, los Estados Unidos y sus aliados han conseguido algunos avances significativos a lo largo de las dos décadas que ha durado el conflicto, como en el uso de drones, pero la curva de uso y aprovechamiento de las nuevas tecnologías ha sido más pronunciada en el caso de los talibán, cuya tecnología tal vez ha sido menos innovadora que en el caso occidental, pero mucho más rompedora al permitirles cambiar sus tácticas y estrategias y adaptarse al enemigo que tenían delante.


Además, los talibán también venían de una situación en la que, por lo general, lo más sofisticado que tenían eran las vetustas AK-47 ganadas a sus viejos enemigos soviéticos o conseguidas en el mercado negro, y algunos no menos vetustos tanques, también de la invasión soviética.


Es una situación que se extiende a todo el país y a las últimas décadas, con casos documentados de muyahidines que se enfrentaron a los soviéticos con rifles Lee Enfield, que se dejaron de fabricar en 1926 (hay, incluso, historias, que cuentan derribos de helicópteros de ataque soviéticos con esta arma, aunque no han podido ser verificadas).


Por ejemplo, la adopción de teléfonos móviles ha permitido a los talibán no solamente controlar a distancia los IEDs (siglas en inglés correspondientes a artefacto explosivo improvisado) para hacerlos estallar, si no también grabar sus acciones en vídeo y colgarlas en unas redes sociales que antes no utilizaban, lo que a su vez ha facilitado tanto la propaganda como la recluta de nuevos adeptos.


Precisamente es en las redes sociales donde se ha producido alguno de los avances tecnológicos de los talibán durante el conflicto como, por ejemplo, el uso de bots.


Hasta que comenzaron a utilizar los móviles para activar las bombas, estas utilizaban técnicas tradicionales como las placas de presión, que son fácilmente neutralizables, con lo que su efecto se ha multiplicado.


En contrapartida, el ejército norteamericano y sus aliados han evolucionado tecnológicamente más en el área defensiva, para evitar bajas que cuestionaran la guerra entre su opinión pública (pese a que no han podido evitar este punto que ha sido, en última instancia, el que ha puesto la puntilla a su participación en el conflicto), y tampoco han dejado evolucionar al ejército gubernamental afgano, por el temor a que armas de última generación acabaran en manos de los talibán.


Así, la fuerza aérea afgana ha operado apenas un par de docenas de aeronaves de pistón Supertucano, un modelo brasileño muy apto para la contrainsurgencia que ha entrado en acción también en otros conflictos, pero que se ha demostrado pobre para dar cobertura aérea a las propias tropas, y menos en las cantidades que se hubieran requerido.


Durante estos años, tanto Estados Unidos como otros países también involucrados en la guerra de Afganistán han evolucionado más en armas como los misiles hipersónicos y la inteligencia artificial, pensados para contrarrestar las armas rusas y chinas en caso de conflicto abierto contra ambas potencias, pero inadecuadas en el conflicto del país asiático; ¿han escuchado alguna vez la frase “matar moscas a cañonazos”? Pues vendría a ser esto mismo.


De esta forma, las tácticas con las que comenzaron a combatir los norteamericanos hace veinte años, y las que utilizaban los días anteriores a su retirada no son tan distintas, mientras que en el otro lado, los talibán sí han experimentado una verdadera evolución que les ha permitido adaptarse y progresar.


Para darse cuenta de ello, sólo hace falta ver las imágenes de sus fuerzas especiales, equipadas de una forma que nada tiene que envidiar a los ejércitos occidentales y muy lejos de la imagen heterogénea de las fuerzas regulares del mismo bando, entrando en las dependencias del aeropuerto de Kabul y patrullando por las calles de la misma ciudad.