El presidente y consejero delegado de Ericsson, Börje Ekholm, se encuentra entre los líderes empresariales, investigadores y líderes tecnológicos que han firmado una carta abierta en la que piden a los responsables políticos y reguladores que actúen y apoyen el desarrollo de la IA en Europa.
Los autores de la carta -coordinada por Meta- afirman que la fragmentación de la regulación en Europa está obstaculizando las oportunidades de la IA, mientras que otras regiones del mundo avanzan a buen ritmo en la adopción de esta tecnología.
A continuación, os trasladamos la carta completa.
Somos un grupo de empresas, investigadores e instituciones que formamos parte de Europa y trabajamos para servir a cientos de millones de europeos. Queremos que Europa triunfe y prospere, también en el campo de la investigación y la tecnología punteras de la IA. Pero la realidad es que Europa se ha vuelto menos competitiva y menos innovadora en comparación con otras regiones, y ahora corre el riesgo de quedarse aún más rezagada en la era de la IA debido a la incoherencia en la toma de decisiones en materia de regulación.
A falta de normas coherentes, la UE se perderá dos pilares fundamentales de la innovación en IA. El primero son los avances en modelos «abiertos» que se ponen a disposición de todo el mundo de forma gratuita para que todos los utilicen, modifiquen y desarrollen, multiplicando los beneficios y extendiendo las oportunidades sociales y económicas. Los modelos abiertos refuerzan la soberanía y el control al permitir que las organizaciones descarguen y ajusten los modelos donde quieran, eliminando la necesidad de enviar sus datos a otra parte. El segundo son los últimos modelos «multimodales», que funcionan con fluidez con texto, imágenes y voz y permitirán el próximo salto adelante en IA. La diferencia entre los modelos de texto y los multimodales es como la que existe entre tener un sólo sentido y tener los cinco.
Los modelos abiertos de vanguardia -basados en texto o multimodales- pueden turboalimentar la productividad, potenciar la investigación científica y aportar cientos de miles de millones de euros a la economía europea. Las instituciones públicas y los investigadores ya utilizan estos modelos para acelerar la investigación médica y preservar las lenguas, mientras que las empresas establecidas y las de nueva creación obtienen acceso a herramientas que nunca podrían construir o permitirse. Sin ellos, el desarrollo de la IA se producirá en otros lugares, privando a los europeos de los avances tecnológicos de los que disfrutan Estados Unidos, China y la India. Las investigaciones estiman que la IA Generativa podría aumentar el PIB mundial en un 10% durante la próxima década y no se debería negar ese crecimiento a los ciudadanos de la UE.
La capacidad de la UE para competir con el resto del mundo en el ámbito de la IA y aprovechar las ventajas de los modelos de código abierto depende de su mercado único y de una normativa común. Si las empresas e instituciones van a invertir decenas de miles de millones de euros en crear IA generativa para los ciudadanos europeos, necesitan normas claras, aplicadas de forma coherente, que permitan el uso de datos europeos. Pero en los últimos tiempos, la toma de decisiones reguladoras se ha vuelto fragmentada e impredecible, al tiempo que las intervenciones de las Autoridades Europeas de Protección de Datos han creado una enorme incertidumbre sobre qué tipos de datos pueden utilizarse para entrenar modelos de IA. Esto significa que la próxima generación de modelos de IA de código abierto, y los productos y servicios que construyamos sobre ellos, no entenderán ni reflejarán el conocimiento, la cultura o los idiomas europeos.
Europa se enfrenta a una elección que afectará a la región durante décadas. Puede optar por reafirmar el principio de armonización recogido en marcos normativos como el GDPR, y ofrecer una interpretación moderna de las disposiciones del GDPR que siga respetando sus valores subyacentes, de modo que la innovación en IA se produzca aquí a la misma escala y velocidad que en otros lugares. O puede seguir rechazando el progreso, contradecir las ambiciones del mercado único y ver cómo el resto del mundo se basa en tecnologías a las que los europeos no tendrán acceso.
Esperamos que los responsables políticos y reguladores europeos vean lo que está en juego si no hay un cambio de rumbo. Europa no puede permitirse el lujo de perderse los beneficios generalizados de las tecnologías abiertas de IA construidas de forma responsable, que acelerarán el crecimiento económico y desbloquearán el progreso de la investigación científica. Para ello necesitamos decisiones armonizadas, coherentes, rápidas y claras en el marco de la normativa de datos de la UE que permitan que los datos europeos se utilicen en el entrenamiento de la IA en beneficio de los europeos. Es necesario actuar con decisión para ayudar a liberar la creatividad, el ingenio y el espíritu empresarial que garantizarán la prosperidad, el crecimiento y el liderazgo técnico de Europa.