El sexo y el dinero son, probablemente, dos de las formas más antiguas con las que un país puede hacerse con el servicio de espías de otro país rival. Y, pese a su antigüedad, ambos sistemas siguen funcionando hasta tal punto de que todavía se utilizan.
Desde Mata Hari o el célebre Salón Kitty berlinés operado por el sombrío Servicio de Seguridad (SD, Sicherheitsdienst) nazi, hasta el Caso Prófumo, en la historia ha habido muchos ejemplos del uso del sexo como herramienta para obtener información por parte de los servicios de inteligencia.
Un caso muy reciente que denuncia el canal de televisión alemán Welt (no confundir con el periódico Die Welt), consiste en el uso de Tinder por parte de los servicios secretos rusos, para reclutar agentes u obtener información mediante filtraciones, de las fuerzas armadas alemanas, el Bundeswehr.
Tinder es una app de citas que funciona por geolocalización, permitiendo que el usuario indique un radio de varios kilómetros para buscar personas con las cuales chatear y ver su compatibilidad al nivel que desee, tanto sea romántico como, simplemente, para una relación de sexo casual.
En este tipo de aplicaciones, al igual que en una relación, es muy fácil hacer comentarios inocentes del estilo “en una semana destinan mi unidad a [...]” que pueden constituir, no obstante, una información valiosa para el otro bando, ya que de esta forma puede identificar las unidades y sus emplazamientos.
En el caso concreto que nos ocupa, es posible que la información buscada fueran movimientos de material para enviar a Ucrania, o incluso información sobre las tropas ucranianas siendo entrenadas en Alemania.
Según Welt, el uso de Tinder por parte de los servicios de inteligencia rusos para identificar perfiles de oficiales de las fuerzas armadas alemanas e interactuar con ellos para obtener información que les pueda ser de utilidad (como su destino, el lugar de estacionamiento de tropas y sus movimientos,...), fue revelado en una reunión en el país germano, ante representantes de los estados miembros de la OTAN.
Según el servicio de contraespionaje germano, citado por Welt, los servicios secretos rusos no serían los únicos que utilizan Tinder para obtener información mediante contactos con militares, en una referencia que, si bien no explícitamente, es probable que se refiera a los servicios de inteligencia chinos.
¿Qué hacer ante esta amenaza? En primer lugar, el personal militar no debería desvelar que lo es en redes sociales, sean del tipo y para la finalidad que sean y, en segundo lugar, nunca dar datos personales y de sus asignaciones o tareas profesionales, ni incluso en caso de recibir promesas del tipo que sean. Comunicar a sus superiores peticiones en dicho sentido debería ser el protocolo a seguir en estos casos.
