Este pasado Mobile World Congress tuve la oportunidad de departir durante un rato con miembros del USB Implementers Forum (USB-IF), una organización que vela por el mantenimiento y la promoción de los estándares USB, hablando sobre las posibilidades de los últimos cables que siguen la cuarta generación de este estándar.
Me sorprendió especialmente una demo en la que tenían un smartphone conectado a un ordenador portátil (concretamente, un Google Pixel 8 Pro y un ASUS Zenbook 14), del cual tomaba corriente pero, además, le hacía las veces de webcam.
Los representantes del USB-IF con los que hablé me aseguraron que dicho uso no requería de ningún software, y que la funcionalidad es compatible con cualquier sistema operativo (Windows, macOS, GNU/Linux) instalado en nuestro portátil.
La ventaja de dicha funcionalidad es obvia: mientras que la webcam de muchos portátiles ofrece una resolución más bien escasa, la cámara incorporada en un smartphone siempre será superior a ésta, por lo que nos ofrecerá mejor calidad para nuestras videoconferencias.
Cuestión de logos
Interesado por el quid de la cuestión, me revelaron lo que necesitaba saber: no todos los cables USB están preparados para asumir esta y otras funcionalidades, por lo que hay que buscar los adecuados.
Generalmente, los consumidores están más preocupados con el precio de los cables, que por sus particularidades. Si te ofrecen un cable a buen precio indicando que es para conexión de alta velocidad sin especificar qué es lo que consideran alta, igual estás comprando un cable que solamente permite 1 Gbps, cuando a lo mejor el puerto de tu portátil es un Thunderbolt que te permite hasta 40 Gbps de transmisión de datos, creando con ello un cuello de botella y no aprovechando todo el potencial del ordenador.
En el pasado CES, y además de presentar la especificación que permite el traspaso de datos a 80 Gbps, el USB-IF también presentó en sociedad su nuevo sistema de certificación de los cables, con unos logotipos que indican tanto la velocidad máxima que permiten, como la capacidad máxima de carga de los dispositivos conectados.
Solamente la presencia de estos logos asegura el rendimiento que indican e, igualmente, pasa con los puertos de los ordenadores, que a partir de ahora tendrán marcada explícitamente la velocidad máxima de transferencia de datos que soportan (5, 10, 20, 40 u 80 Gbps).
Tanto en el packaging que los contiene para su venta, como en los mismos cables, un logotipo indicará tanto la velocidad máxima de transferencia, como la capacidad máxima de alimentación que tienen, siendo el de mayor capacidad en el momento de escribir estas líneas, el cabé de 80 Gbps y 240 W.
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En el caso de los puertos de los ordenadores, si permiten la carga, también tendremos un logo con doble cifra, la correspondiente a la velocidad de transferencia, y la de su capacidad de carga.
