Por su nombre, FeverPhone, da más para pensar que esta app ofrece contenidos de ocio, y uno casi no puede evitar que se le venga a la cabeza -si, como yo, tiene una edad- la imagen de John Travolta bailando en la discoteca de Fiebre del sábado noche. Pero, lejos de esto, FeverPhone es una aplicación muy útil que permite añadir a los diversos roles que puede desempeñar un smartphone, el de termómetro.
Desarrollada por un grupo de investigadores de la Universidad de Washington (Estados Unidos), no requiere de la adición de ningún hardware especializado a nuestro teléfono, ya que se vale de los sensores de temperatura instalados en el mismo terminal -y utilizados por el sistema operativo para conocer dicha temperatura y, por ejemplo, detectar excesos en esta-, junto a la pantalla táctil como la parte para sensorizar la temperatura del usuario.
Según el equipo desarrollador, los mismos termistores que actúan de sensores para permitir la monitorización de la temperatura de los componentes y la batería del smartphone y, así, evitar accidentes como explosiones o degradación de la batería por el exceso de temperatura, también son sensibles a la diferencia de temperatura provocada por cuerpos en contacto con el terminal, como es el caso del cuerpo humano.
Al colocar el teléfono con la pantalla contra nuestra frente, FeverPhone registra la temperatura detectada por un termistor, y la capacitancia bruta detectada por la pantalla táctil, para capturar características que describen la tasa de transferencia de calor del cuerpo al dispositivo. Al fin, lo que estamos midiendo es la transferencia de calor entre la persona y el teléfono.
Dichas características se utilizan luego en un modelo de aprendizaje automático para inferir la temperatura corporal central del usuario. Para obtener una lectura suficientemente buena, se hace necesario presionar el terminal contra la frente del usuario durante un minuto y medio (90 segundos), según informan en Health Day.
La prueba para validar el uso de dicha tecnología se realizó con una simulación en laboratorio más un estudio clínico con 37 pacientes, en los que la lectura de FeverPhone sufrió un error absoluto medio de 0.229 grados centígrados, un límite de acuerdo de ±0,731 grados, y un coeficiente de correlación de Pearson de 0,763.
Utilizando estos resultados para la clasificación de fiebre se obtiene una sensibilidad de 0.813 y una especificidad de 0,904, cifras comparables a las de los termómetros periféricos y timpánicos comerciales.
El smartphone puede, así, convertirse en un aliado de la telemedicina, facilitando la toma de muestras de temperatura para cada posible paciente en cualquier lugar y momento.
También, y con un sistema de envío de los datos en tiempo real, podemos encontrarnos con la oportunidad de detectar en un menor lapso de tiempo, principios de epidemias de, por ejemplo, gripe, tras un análisis de big data de los datos enviados por un gran colectivo de usuarios.
No obstante, ahora quedan por ver muchas cosas, siendo la principal de estas, la compatibilidad con modelos de smartphone.
