La industria del videojuego está en alza. Hace unos pocos días el mundo conocía que el creador de Mario Bross era galardonado con el premio Príncipe de Asturias en comunicación y Humanidades.
Los consumidores demandan contenidos que ofrezcan interacción y no los viejos métodos de acercarse al conocimiento en los que el usuario se mantiene impasible. Es por este motivo que los juegos electrónicos son probablemente el mejor producto que sintetiza esa idea. Cabe esperar que en los próximos años el crecimiento de esta industria con la aparición y extensión de las tabletas, sea cada vez mayor.

De todos modos existe una tendencia que empieza a extenderse en este sector que es muy nociva para el mismo. Se trata de los juegos troceados.
 

Un videojuego vale al entorno de los 60 euros y por ello cuando el consumidor paga, espera tener delante un producto acabado. ¿Qué pasaría si compráramos una lavadora y le faltaran piezas? Pues bien los jugadores están empezando a ver como esta idea está extendiéndose por su mundo. Juego que no tienen el final, contenidos extras, personajes añadidos… el juego se trocea y los creadores tratan de vendernos la mitad de algo. Ciertamente no es algo desconocido pues está muy bien especificado. De todos modos es una tendencia del todo insana que puede coartar el crecimiento de esta industria floreciente.