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La crisis, el nuevo culebrón en todas las televisiones

Escrito por tecnonews el 18/05/2011 a las 16:18:29
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Existe en Catalunya un clima difícil de catalogar que tiene en su genealogía la razón más misteriosa de ser:


El pueblo vota en masa al partido de derechas nacionalista por hastío al antiguo bloque de izquierdas que parece haber quedado obsoleto.
 

El nuevo gobierno convence a todo el mundo de que las cosas van a tomar otro rumbo y hace el denominado gobierno de los mejores.
 

El gobierno de los superhombres inspirado en no se sabe que política pasada, empieza a llevar a cabo recortes a destajo en los ámbitos más públicos de la sociedad catalana.
 

Enfermeros, médicos, profesores y otros empleados del ramo sanitario-educativo salen a la calle indignadísimos por lo que consideran una gran desfachatez.
 

El gobierno considera que estos recortes son en realidad una política necesaria y que en breve y después de las elecciones autonómicas, todos los territorios de España van a copiar el ejemplo de Catalunya.

Y en este punto está el culebrón que bien podría llevar el nombre de “Amar en tiempos de crisis” o “Gran Crisis” o “The Crisis” o “A dos años tras la crisis”.

Frente a esta situación los catalanes vivimos a la deriva en una extraña situación de no saber que opinar. Nos preguntamos entonces:

¿Somos unos exagerados? Podría ser que después de las elecciones ningún gobierno autonómico realizara recortes. De esa forma quedaría patente que en Catalunya se ha gastado más de la cuenta y de que el problema que se vive en esta región es en realidad único.

¿Somos unos realistas? De la misma forma, tal vez, el ejemplo de la región oriental española se convierta en un modelo a seguir y entonces quedará claro de que en Catalunya se inició un proceso neoliberal ineludible.    

Lo único que está claro es que existe una situación de cierto hartazgo en la sociedad española pues primero no había crisis, luego si la hubo, luego los ciudadanos tenían la responsabilidad de solucionarla y al fin los mismos son los que van a pagar las consecuencias.

Desde aquí sólo pedimos dos cosas: la verdad y la verdad de la verdad. No son épocas de discursos apocalípticos, ni momentos de decir que la culpa es de otros, ni instantes de optimismo futurista. Es la oportunidad para que el análisis certero y honesto llegue a los ciudadanos que estamos hartitos de tanta discusión que no lleva a ninguna parte.