Europa ya no es una simple agrupación territorial de países que comparten una misma voluntad económica. El viejo continente se ha convertido en una pseudo-nación con vocación de convertirse en algo más allá unido por una voluntad mayor y política.

Si no es así no se explican las medidas impulsadas por la comisaria europea de Agenda Digital, Neelie Kroes, con las que se pretende reducir drásticamente los precios de la itinernacia u otramente llamada roaming. Es decir, los precios de las llamadas que efectuamos desde otros países de origen al nuestro.
 

La comisaria sale nuevamente vencedora tras dirigir el acuerdo entre Comisión Europea, Parlamento Europeo y Consejo Europeo. A partir de ahora las llamadas se reducirán en un 70 por ciento y mientras a día de hoy efectuar una llamada de voz cuesta 35 céntimos por minuto, recibirla 11 céntimos y enviar un SMS otros once céntimos, se espera que para 2014 estas cifras hayan quedado reducidas a 19, 5 y 6 céntimos respectivamente.
 

Además de esto cabe añadir otro elemento revolucionario en el nuevo paradigma que depara el futuro. Los clientes no deberán utilizar la misma compañía de la que son usuarios dentro de las fronteras de su país, ahora podrán escoger cuál es la compañía empleada en Europa y cuál es la que normalmente utilizan para comunicarse en casa.
 

En resumen, Europa cada vez más se parece a una gran nación, en lugar de parecerse a una gran región de naciones.